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Editorial
Jueves 04 de marzo de 2021 - 12:00 PM

En Santander falta liderazgo para adelantar el Plan Nacional de Vacunación

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A pesar de que la Gobernación de Santander ha dado unas explicaciones respecto de la demora que ha habido en el departamento para que opere con la eficiencia que se esperaba el Plan Nacional de Vacunación, esta situación deja muy mala impresión y, sobre todo, causa una profunda preocupación, pues durante mucho tiempo se ha esperado el momento en el que empecemos esta etapa, que se espera sea la última para controlar la pandemia y comenzar un retorno sostenido hacia la normalidad que teníamos antes de marzo del año pasado.

Lo que se ha conocido hasta ahora es que al día de ayer escasamente se habían inoculado la mitad de las vacunas que habían llegado a Santander. Eso sin contar con que el número de dosis recibidas es ínfima frente a la población que es necesario inmunizar.

En número concretos, desde el 17 de febrero el departamento ha recibido 11.741 vacunas en total (0,5% de la población de Santander), pero de los 15 días transcurridos desde entonces hubo cuatro en los que el Plan estuvo suspendido totalmente y en los 11 días trabajados solo se han aplicado 5.936 dosis, es decir, que el 49,5% de las vacunas que se han recibido desde hace varios días, aún no llegan a sus necesitados destinatarios.

Este es un resultado sencillamente decepcionante, sobre todo para una ciudad que, como Bucaramanga, desde hace años se ha destacado por la gran capacidad de algunas instituciones particulares especializadas en varias áreas médicas. Es decir, los funcionarios responsables de preparar y ejecutar el Plan de Vacunación, especialmente en esta ciudad, tenían a su alcance personal e instituciones médicas de primera calidad para lograrlo de la mejor manera, desde el primer momento, pero no ha sido así.

Las respuestas que ha dado el secretario de Salud de Santander apuntan a que, en pocas palabras, los trámites establecidos por el Ministerio de Salud y algunos problemas originados en esa cartera son los responsables de que, en términos reales, el Plan de Vacunación en Santander no haya comenzado debidamente.

Lo cierto es que no solo no comienza en firme la vacunación, sino que se hace a paso excesivamente lento cuando la velocidad es crucial, porque permite que las personas comiencen a recuperar sus actividades normales, termine la amenaza contra la salud pública y todos los sectores de la economía, finalmente regresen a la plenitud de sus actividades. Pero sobre todo porque esto significa salvar vidas.

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Publicado por Editorial

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