Es hora de aumentar la responsabilidad para disminuir la mortalidad
De acuerdo con lo que ha afirmado en los últimos días Javier Villamizar, secretario de Salud de Santander, la disponibilidad de camas UCI en el departamento es únicamente de 126, en las que debe atenderse a pacientes de diferentes patologías, no son solo para quienes sean diagnosticados con COVID-19. Esto explica que, aunque la aceleración de la curva de contagios no ha sido en nuestra región tan alta como en otras partes del país, la Gobernación haya decretado la alerta naranja.
En efecto, una existencia de solo 126 Unidades de Cuidados Intensivos para todo el departamento nos lleva automáticamente a la previsión de que vaya a aumentar la presencia de casos en los centros de salud en una proporción que sobrepase la capacidad de atención y entonces ya no solo aumente el número de contagios, sino que las defunciones comiencen a acelerarse también. Estamos pues en uno de los momentos más delicados de los que hemos afrontado desde el 24 de marzo, cuando se decretó el aislamiento preventivo obligatorio, pues nunca como ahora es determinante el comportamiento de las personas, si es que aspiramos a mantener controlado el crecimiento de los casos tanto en casas como en clínicas y hospitales y, sobre todo, en UCI.
Si bien en las primeras semanas del confinamiento se vieron casos de indisciplina, luego pudo comprobarse, por las cifras tan favorables, que los santandereanos acataron con responsabilidad la medida y el cuidado de su salud, sin embargo, el desafío hoy es mucho mayor por cuanto el aislamiento se ha relajado significativamente en beneficio de la economía, al punto de que la presencia de personas en las calles es tal, que hace inviable la posibilidad de que las autoridades certifiquen en todos los casos que allí están solo quienes tienen autorización.
La alerta naranja, según fuentes oficiales, puede llevar a que regresemos a restricciones más severas a la movilidad de ciertos sectores y, obviamente, en caso de que la situación en la red de atención en salud así lo requiera, volvamos a situaciones mucho más severas de aislamiento de todas las personas. Es el momento, entonces, de que cada persona se haga mucho más responsable, tanto de su salud, como de la de su familia y de su comunidad más próxima, si queremos evitar una situación mucho más trágica por causa de la pandemia. Autocuidado, distanciamiento social y el mayor aislamiento posible autoimpuesto son medidas que hoy resultan literalmente vitales para los santandereanos.