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Editorial
Viernes 04 de junio de 2021 - 12:00 PM

Inscribir las cédulas y votar masivamente fortalece la participación y la democracia

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En medio de las jornadas de protesta social que están ocurriendo en el país se han dado varios debates que tienen raíz y justificación en problemas estructurales del Estado colombiano como la economía, las instituciones, las tres ramas del poder, la educación, la salud, la justicia y muchos otros, entre ellos el de la necesaria apertura de espacios para ejecutar el mandato constitucional que desde 1991 estableció la participación ciudadana en todas las áreas del ejercicio público, entre estas, claro está, el de la deliberación y la decisión política. De hecho, el establecimiento de la protesta como derecho constitucional es congruente con este ánimo de apertura.

Es claro que la mayor participación no solo canaliza las aspiraciones ciudadanas hacia las decisiones en las instancias del poder público, sino que debería oxigenar el ejercicio de la política al dar cabida mucho más amplia a quienes desde su realidad comunitaria aspiran a ver representadas sus necesidades en los planes de desarrollo y decisiones de toda índole de los gobernantes de turno. Pero, si bien en los primeros años luego de la proclamación de la Constitución del 91 se impulsó esa participación ciudadana, la misma rápidamente se dejó de lado o se condicionó de modo que sirviera más a los intereses de las maquinarias políticas que de la organización comunal.

Pero, por encima de toda consideración, y tomando en cuenta las grandes falencias de nuestro sistema electoral, no cabe duda de que la instancia suprema de participación ciudadana, el momento en el que la calidad de ciudadanos se hace superior a toda institución democrática, es en el que se adquiere el carácter de elector y, mediante un voto, se toma una decisión que puede consolidar o redirigir la historia. Por eso, en estos días complejos en los que desde la calle los jóvenes tratan de hacerse oír, es importante que tanto ellos, como todo colombiano con capacidad para votar, inscriban su cédula para las elecciones del próximo año y, desde su calidad de sufragantes, traten de conseguir los objetivos que hoy se buscan.

Una democracia se robustece con la presencia masiva de los electores en las urnas, no solo los jóvenes que no han votado por primera vez, sino también quienes llevan años en las filas del abstencionismo contribuyendo con su negativa a participar, a perpetuar el dominio de maquinarias políticas corruptas e incompetentes. La opción electoral, cuando es consciente, transparente y masiva, fortalece la democracia y consolida la ciudadanía como lo que es: componente primario y fundamental del Estado.

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Publicado por Editorial

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