Santander no logrará solucionar muchos de sus problemas mientras sus municipios sigan tan mal comunicados por vías carreteables como lo están actualmente. Es cierto que algo se ha avanzado frente al lastimoso estado de intercomunicación vial que mostraba nuestra región hace 50 años, pero lo logrado es insuficiente, no satisfactorio. Para ilustrar ello basta con mencionar dos casos: la carretera que va de Bucaramanga a Málaga y la carretera que une a Bucaramanga con Zapatoca. Y así hay numerosos casos más.
La carretera entre Bucaramanga y Zapatoca fue una conquista lograda luego de décadas de clamor no oído por los gobernantes nacionales; hubo dirigentes regionales que lucharon a brazo partido por ello, pero no lograron convencer a quienes orientaban el gasto en Bogotá. Finalmente se logró que ella se construyera.
Al transitar por ella, desafortunadamente, luego de salir de Girón rumbo a Zapatoca, hay aproximadamente seis kilómetros sin pavimentar; transitarlos es un castigo para quienes tienen que usar dicha vía y es exponer a los vehículos a sufrir desperfectos.
El estado de conservación del tramo que va del puente sobre el río Sogamoso a Zapatoca deja mucho que desear, pues no se le ha hecho mantenimiento a la capa asfáltica y cada día ella está más deteriorada.
Capítulo aparte merece uno de los más grandes misterios que hay en Santander: entre el citado puente sobre el río Sogamoso y Zapatoca pusieron una especie de retén y particulares cobran un peaje a todo vehículo que transita en uno u otro sentido; nadie sabe qué destino se da al dinero recaudado, quién ordenó el cobro de peaje, pero, religiosamente, todos los que transitan por allí lo pagan. ¿Podrá la ciudadanía saber por qué existe tal peaje, cuánto dinero se ha recaudado a lo largo del tiempo, qué destino se ha dado a tal dinero y quién ejerce control y vigilancia sobre ello?
Pavimentar los comentados seis kilómetros que hay sin capa asfáltica fue algo que no se logró en el cuatrienio del actual equipo de gobierno departamental, tampoco el darle el debido mantenimiento a la vía y menos el correr el velo de misterio que arropa al peaje que se cobra; ojalá tal cometido se exija a quienes aspiran a ser gobernadores del departamento.
