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Editorial
Miércoles 21 de abril de 2021 - 12:00 PM

La condena por la muerte de George Floyd es un paso hacia adelante en la lucha contra el racismo

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Finalmente, y frente a la mirada mundial que esperaba atentamente el resultado, el exagente de policía Derek Chauvin fue declarado culpable de matar al ciudadano afroamericano George Floyd hace 11 meses, en Mineápolis (Minesota), en un hecho que causó conmoción mundial en medio de la pandemia. El martes pasado el exagente de Policía fue hallado culpable de los tres cargos que se le habían formulado: asesinato involuntario en segundo grado, asesinato en tercer grado y homicidio involuntario en segundo grado, con penas máximas de 40, 25 y 10 años respectivamente. Declarada la culpabilidad del acusado, queda ahora esperar algunas semanas hasta que se defina el monto total de la pena a la que será sentenciado Chauvin.

No cabe duda de que este caso, por sí mismo, y sumado a todos los de violencia policial que han terminado en la muerte de ciudadanos en Estados Unidos, llamó la atención del mundo y puso en lugar preeminente el tema del racismo, no solo en ese país, sino en el planeta, ya que las protestas como reacción al hecho comenzaron por exigir justicia en el caso de Floyd bajo la consigna Black Lives Matters, pero continuaron, especialmente en Europa, con manifestaciones contra figuras históricas de ese continente cuyas estatuas y monumentos fueron destruidos, bajo una recodificación de la historia que los clasificó ahora como esclavistas.

Pero, la reacción mundial contra la muerte de George Floyd en condiciones tan violentas, injustas e indignas a manos de Chauvin, si bien puso el énfasis sobre actitudes racistas de algunos sectores de la policía estadounidense, no significó, ni en ese país, ni el exterior, un juicio de carácter institucional, pues se supo separar los sectores minoritarios vinculados con estas ideas discriminatorias, de la gran mayoría de la fuerza que no lo son. Eso deberíamos tomar como lección, cuando en nuestro país se pone en entredicho a toda la institución de la Policía por el actuar de alguno de sus agentes.

Hoy tenemos al expolicía Dereck Chauvin en calidad de culpable y esperamos por su sentencia, que debe ser ejemplar, en consonancia tanto con la brutalidad del crimen cometido, según lo determinó ya la justicia, como con la importancia de que este caso siga siendo emblemático y sirva para consolidar bases más sólidas en la concientización de las fuerzas del orden en todos los países contra toda clase de discriminación, pero también de todos los grupos y personas que desconocen la diversidad, el pluralismo, las libertades, los derechos humanos, y que deben empezar a respetar la idea de que todos tenemos derecho a ocupar un lugar y cumplir una misión personal en el mundo.

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Publicado por Editorial

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