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Editorial
Lunes 13 de marzo de 2023 - 12:00 PM

La desidia derribó 137 años de historia

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A pesar de ser Patrimonio Histórico Nacional, el Coliseo Peralta sufría la muerte lenta y dolorosa que causa el olvido, la abulia y la indolencia de una clase política que más allá de su obscena codicia, no es capaz de ver y tanto menos de entender, la importancia capital que tiene para una ciudad, la conservación de ciertas edificaciones que se erigen como referentes de la cultura, la identidad y la naturaleza de una comunidad que, así como debe mantener su mirada en el futuro, no puede perder la perspectiva de sus orígenes.

Pero, el desprecio que suele expresar la dirigencia política por los asuntos del arte y la cultura, frecuentemente convierte el discurso demagógico en verdaderas tragedias, como la que acaba de ocurrir con el Teatro Coliseo Peralta, que debía ser uno de los emblemas más protegidos de Bucaramanga, pero hoy literalmente yace doblegado por el paso del tiempo y los elementos que lo azotaron sin clemencia hasta derribarlo ante los ojos impávidos de dirigentes que en los últimos años supieron que el Teatro se derretía, pero nunca les importó lo suficiente como para hacer lo que debían con el fin de evitar su destrucción.

La actual admnistración lo intentó, pero el deterioro de este ícono cultural es tan grande que se necesita actuar más rápido. Hace unos pocos meses, el Instituto Municipal de Cultura y Turismo, anunció que oficialmente “se había rescatado el Teatro Coliseo Peralta”, calificándolo como una joya arquitectónica que sería entregado a la ciudadanía para su posterior remodelación, potencialización y disfrute. Pero en solo semanas pasamos del anuncio al desastre que ayer se produjo y que es, como lo denuciaron varios líderes del sector cultural local, la mayor prueba de la inoperancia oficial de muchos gobiernos.

Hoy puede haber todo tipo de explicaciones sobre las dificultades que por años tuvo el proyecto de recuperación del Teatro Peralta, propiedad del Club Kiwianis hasta septiembre del año pasado cuando lo compró el Municipio, lo cierto es que el colapso de parte de su estructura pone de presente la urgencia de su intervención.

La esperanza de la recuperación de este legendario escenario artístico no puede desvanecerse con el derrumbe de parte de su histórica estructura, hoy debemos abrigarla para que, como ocurrió con el Teatro Santander, se de una reacción unitaria y solidaria de todos los estamentos bumangueses, y que podamos ver de nuevo al Peralta en pié en su función de escuela y escenario para el arte y la cultura de Santander.

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Publicado por Editorial

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