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Editorial
Viernes 10 de mayo de 2019 - 12:00 PM

La desprotección infantil y el suicidio

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Los niños dependen de otras personas tanto para satisfacer sus necesidades, como para su supervivencia y bienestar. Los padres son la fuente principal de tal protección y quienes tienen la obligación de cubrir sus necesidades básicas. La organización social y familiar del complejo mundo contemporáneo hace que el común denominador sea que es imposible que los padres logren cumplir con sus deberes laborales y a la vez puedan dedicar el tiempo que exige la protección, conocimiento y vigilancia de sus pequeños hijos, por lo que implementan redes de apoyo familiar, educativo, social, para complementar tal tarea.

Desafortunadamente los niños, que son el eslabón más débil de la cadena social, sufren muchas veces daño físico o emocional, provocado por la actuación inadecuada de alguno de los niveles de esa red de protección y vigilancia que tienen.

Impacta la alta proporción de niños que sufren daño serio a causa de la actuación inadecuada de alguno de tales “niveles de protección”. Muchos son víctimas de agresiones directas, o de desatención de sus padres, o del funcionamiento inadecuado de un servicio u organización, o víctimas de silentes agresiones físicas y emocionales.

¿Qué se ve en el diario vivir? La crianza, que no es tarea fácil, pone en aprietos a muchos padres y de forma frecuente no se sabe cómo hacer frente y resolver atinadamente los problemas de sus hijos; o no se les dedica la atención que es necesaria o no se enteran del rechazo e incomprensión que ellos sufren en el entorno educativo y social. Eso incide notablemente sobre los niños, blanco predilecto de la agresividad y el malestar.

Es de resaltar que ese tipo de problemas y de desprotección se da en todos los niveles sociales y económicos de la pirámide social y provoca honda crisis en muchos niños y adolescentes. Hoy, esta realidad se ha convertido en una de las grandes causas de un terrible mal contemporáneo que la sociedad no ha sabido enfrentar: el alto índice de suicidios en niños y adolescentes, enfermedad de complejas raíces y consecuencias en el entorno de muchas familias.

La presión social, el abandono, las desintegración familiar, el consumo de alcohol y sustancias alucinógenas, las redes sociales, la depresión son realidades muy complejas que acompañan hoy a nuestros niños y jóvenes y que son factores generadores de situaciones críticas. El suicidio en niños y adolescentes no ha podido ser desentrañado y enfrentado con lucidez por la sociedad del siglo XXI. Esta realidad debe ponerse sobre la mesa.

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