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Editorial
Domingo 17 de octubre de 2021 - 12:00 PM

La doble calzada es una obra que no puede faltarle por más tiempo al norte de la ciudad

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Desde hace varias décadas los dirigentes políticos y técnicos más importantes de la región entendieron y promovieron sin descanso la idea de que Bucaramanga necesitaba equilibrar su desarrollo, no solamente como una manera de crecer en infraestructura y, consecuentemente, propiciar el crecimiento de la ciudad, sino que entendieron, primero, que debíamos conformarnos en un área metropolitana, como lo ordenaba la realidad cotidiana de conurbación con los municipios vecinos de Girón, Floridablanca y Piedecuesta; y, en segundo lugar, previeron que si no se trabaja por equilibrar la evolución de la meseta con los entonces nuevos y pobres asentamientos del norte, con el tiempo tendríamos una brecha profunda que causaría graves problemas a todos.

Se conformó entonces el área metropolitana, se construyeron vías de ese alcance, como el Anillo Vial, la extensión de la calle 45 a Chimitá y la Transversal Metropolitana, entre otras; se conectó toda la zona con complejos residenciales, sedes universitarias, complejos médicos de primera calidad, etc, pero los nuevos gobernantes olvidaron la advertencia de los planeadores de mediados y final del siglo pasado y permitieron que al norte de la meseta se formara una ciudad marginal, pobre, insegura, compleja, emergente, con insuficientes servicios de toda índole, que hoy se ha convertido en una verdadera incógnita al pensar en el futuro de la ciudad y el área.

Aislado prácticamente de la acción gubernamental, especialmente de los últimos 20 años, el norte de la ciudad se convirtió en una zona densamente poblada y, en muchos aspectos, inaccesible para las autoridades, en donde el desarrollo marcha a un ritmo mucho más lento que el de Bucaramanga y del resto del área metropolitana, por lo que, entre muchas otras cosas, preocupa que un proyecto que puede ser determinante para impulsar este sector, como lo es la doble calzada La Virgen - La Cemento, esté yéndose a pique por el comportamiento errático y los señalamientos de corrupción de que se plagó el proceso de licitación de la obra.

Es muy importante que se aclaren todas las dudas legales que hoy han empantanado el proceso licitatorio, incluso si para ello es necesario hacer uno nuevo, pero lo que no debe ocurrir es que éste sea el motivo para que se siga dilatando en el tiempo una obra que tiene ya décadas de atraso y que implica una nueva dinámica y unas condiciones de franco progreso para el olvidado sector norte. Es una deuda antigua y un deber moral que tenemos con los residentes de esta golpeada comunidad de Bucaramanga.

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Publicado por Editorial

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