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Editorial
Domingo 26 de marzo de 2023 - 12:00 PM

La educación nos permitirá recuperar la confianza en los demás

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Si ha costado mucho reemplazar en la cultura santandereana el arraigado concepto de que no somos capaces de unirnos y últimamente nos había parecido que estábamos eliminando algunas de esas ideas tan inconvenientes, el resultado que obtuvo recientemente un sondeo de opinión hecho por el programa Bucaramanga Metropolitana Cómo Vamos, BMCV, nos pone de nuevo los piés en la tierra y nos demuestra que, en realidad, el germen de esta conducta, que es la desconfianza en los demás, se mantiene fuerte y quizás, incluso, esté en aumento.

El programa BMCV encontró que el 78 % de los residentes en Bucaramanga siente desconfianza hacia los demás, un resultado que, además de causar preocupación, debe conducirnos cuanto antes a una reflexión general sobre qué clase de sociedad hemos constituído, especialmente en los últimos años, porque llegar al punto de que ocho de cada diez personas miren a los demás con recelo, nos muestra un panorama que, por una parte, señala profundos problemas sociales, pero también, por otra parte, nos hace entender que en el campo de la economía, la política, el desarrollo, los proyectos de ciencia, arte y cultura, es decir, en todas las manifestaciones del espíritu y el pensamiento, vamos a rezagarnos significativamente porque la desconfianza lleva directamente al aislamiento.

En todo esto se conforma un círculo vicioso altamente destructivo debido a que la intolerancia y agresividad de la que también sufrimos cultural e históricamente, es causa de la desconfianza que, a su vez, tiene como efecto el comportamiento intolerante y agresivo de muchas personas que antes de entablar una relación, así sea casual, con los demás, se previene de un posible ataque verbal o físico. Estamos, así, encerrándonos en áreas cada vez más pequeñas, y nos estamos separando cada vez más del resto de los miembros de nuestra comunidad, de la cuadra, del barrio, del lugar de trabajo, etc.

Pero, no solamente este factor influye en nuestra desconfianza, pues la corrupción, acompañada de impunidad, el descaro de quienes viven del asalto al erario o de quienes no respetan a los demás, los que agreden prevalidos de su poder, cargo o condición física o económica, y otras disfuncionales dinámicas de nuestra sociedad, son elementos que aportan su nociva influencia a esta indeseable constante de desconfianza casi absoluta que sufrimos. Educar es la palabra que salta de inmediato cuando se piensa en cualquier posible solución a este problema. Tenemos que cambiar una idea que nos ha marcado por generaciones y eso sólo se logra con el paso del tiempo y el efecto siempre constructivo y perdurable de la educación.

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Publicado por Redacción Vanguardia

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