La incertidumbre crece mientras se acerca el final de la votación en Estados Unidos
Entre los estadounidenses, especialmente los politólogos, los periodistas y otros opinadores, pero sobre todo entre los electores demócratas, hoy pesa mucho el trauma de la derrota de Hillary Clinton hace cuatro años, algo en lo que nadie en el mundo creyó sino hasta cuando se convenció de que la balanza electoral se había inclinado irremediablemente hacia Donald Trump, quien confesó luego que tampoco podía creer el resultado. Algunos columnistas, incluso, han confesado que el solo hecho de ilusionarse con la victoria de Joe Biden “les pone los pelos de punta”, por el temor a que se repita la historia de la exprimera dama.
En una semana exactamente, el próximo martes 3 de noviembre, culminará en Estados Unidos una elección que comenzó hace ya varios días, con el voto por correo, impulsado enormemente por efecto de la pandemia. Serán siete días en los que esa Nación, según los comentaristas de todas las tendencias, irá ganando en tensión, polarización e incertidumbre, muchas veces estimuladas desde las cuentas de las redes sociales del Presidente, quien ha arreciado sus ataques contra su adversario desde allí, al parecer desconociendo lo perturbadora que tal conducta puede ser para la democracia, la cual, según el New York Times, desde la Segunda Guerra Mundial nunca había estado tan amenazada como lo está en este momento.
La irrupción de Donald Trump en la política estadounidense, con sus señalados -y aún no probados- lazos con la Rusia de Putin y el alud interminable de falsas noticias, no solo derrumbó la campaña demócrata en 2016, sino que desquició todos los referentes para la actual carrera presidencial, sobre la que nadie se atreve a dar un pronóstico, aunque ya en la antesala de la votación presencial prácticamente todas las encuestas nacionales serias dan como ganador a Joe Biden, tanto en voto popular como en votos del colegio electoral.
Aún los estados ‘swingers’ han mostrado sostenidas tendencias hacia Biden, aunque los republicanos han logrado reducir la ventaja en las últimas dos semanas, con lo que ha resurgido la incertidumbre en todo el sistema político que, además de Presidente, elige un tercio del Senado y toda la Cámara el próximo martes, lo que hace que las maquinarias de los partidos a esta hora marchen a todo vapor hacia una meta que, según las previsiones menos audaces, en caso de reelegir a Donald Trump, lo dejará con un Congreso de mayorías demócratas y una gobernabilidad con mínimos márgenes de maniobra.