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Editorial
Martes 13 de abril de 2021 - 12:00 PM

Las medidas sobre la pandemia se irrespetan cada día más

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Al conocimiento de la Policía Metropolitana llegó este fin de semana el reporte de 1.037 riñas, del indeterminado número de ellas que con seguridad se presentaron y no se reportaron en el corto y agitado período. También entre lo que pudo conocerse, hubo 25 personas que resultaron con heridas de consideración y fueron atendidas en centros clínicos. La cifra verdadera de riñas y heridos siempre estará por debajo de la que realmente ocurre, por lo que el dato, ya desproporcionado de agresiones en un solo fin de semana, nos indica el grado de intolerancia que vamos ganando, mientras como sociedad vamos perdiendo.

Según las autoridades, aunque en un número elevado de situaciones se confirma el consumo de sustancias alucinógenas, el estimulante más común en estas riñas es el alcohol pues en la mayoría de los casos que atiende la autoridad hay personas ebrias, la cual es una de las trágicas endemias que hemos sufrido por siglos, el abuso de sustancias alcohólicas en todo tipo de reuniones, incluso las familiares, que potencian las posibilidades de que un buen momento de reunión termine en un enfrentamiento entre dos o más personas, con las consecuencias que conocemos y que quedan constando en los balances policiales en las cifras de heridos y muertos.

Pero, en el caso de este fin de semana las autoridades administrativas y de policía deben responder por la ocurrencia de más de mil riñas en una zona en que, como el área metropolitana, está vigente el toque de queda y la ley seca entre las 12 de la noche y las cinco de la mañana. Estas cifras violentas nos indican que no está cumpliéndose como es debido con esta restricción necesaria para frenar la ola de contagio en que estamos. La verdad es que empresarios de negocios nocturnos, ciudadanía y autoridades de policía no están haciendo lo necesario para que se cumpla con estas disposiciones que, paradójicamente, en lugar de contener la pandemia, terminan propiciando la apertura en horas prohibidas de cientos de centros de diversión.

Las autoridades administrativas deben dar ejemplo, las autoridades policiales deben ejercer un control real en el cumplimiento del toque de queda y la ley seca y la ciudadanía, sin excepción alguna, debe cumplir estrictamente con lo que se dispone no con la intención de limitar libertades individuales o afectar el comercio, sino de proteger la salud y la vida de todos.

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Publicado por Editorial

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