Los retos de Eduardo Cifuentes al frente de la JEP
Acaba de comenzar el período de dos años para el que la Sala Plena de la Jurisdicción Especial para la Paz eligió a Eduardo Cifuentes como presidente y a Alexandra Sandoval Mantilla como vicepresidenta. Los nuevos directivos llegan en momentos en que la JEP enfrenta críticas y reclamos, especialmente de los sectores conservadores y de derecha que no han estado de acuerdo con su creación, pero esta vez tal oposición ha estado aún más aguda, luego de que de los actuales dirigentes del partido Farc, declararan que en tiempos de su actuar como guerrilla ejecutaron el asesinato de Álvaro Gómez Hurtado.
El tránsito de tal confesión en los pasos procedimentales que tiene establecida la JEP sin duda serán, al menos para la opinión, una de las mayores pruebas de fuego para el nuevo presidente Cifuentes que tendrá aquí la oportunidad de mostrar tanto su capacidad jurídica como su talante personal.
La JEP es hoy la instancia por la que deben transitar todas las personas relacionadas directa e indirectamente con los hechos violentos que se dieron en el marco de los enfrentamientos entre la guerrilla de las Farc y el Estado, además de otros grupos armados irregulares en las últimas décadas que nos llevaron a ciclos de violencia cruda entre la que se daban abusos que incluyen homicidios, violencia sexual, reclutamiento infantil, secuestros, entre otros muchos.
Contra todas las dificultades imaginables, Patricia Linares, la presidenta saliente, logró dejar a la JEP en pleno funcionamiento y con un perfil serio, ponderado, prudente y firme frente a múltiples adversidades y señalamientos. Cifuentes debe ahora consolidar la imagen de la Jurisdicción Especial para la Paz y darle a los colombianos, a quienes los respaldan y a quienes se oponen, los primeros fallos de los miles de casos que hoy allí se tramitan, y será a partir de estas decisiones judiciales como con mayor elocuencia se exprese la JEP, para que se entienda su función verdadera y la importancia capital de su labor en el camino final hacia la consolidación de los Acuerdos de Paz. El paso de Cifuentes por la presidencia de la Corte Constitucional por una década y su función como Defensor del Pueblo entre 2000 y 2003 mostraron su ecuanimidad, su conocimiento amplio y profundo del derecho y su compromiso con la institucionalidad y la búsqueda de la paz, valores que serán decisivos para la JEP y para el país en los próximos dos años.