lunes 13 de marzo de 2023 - 12:00 AM

Manantial de impunidad

El silencio sordo que hoy domina el caso de Manantial de Amor, es el mismo que suele preceder y rodear las investigaciones de políticos que encuentran en la laxitud de los investigadores y en la connivencia de algunos abogados el medio propicio para burlar el escrutinio de sus actos y evadir la acción de la justicia.

Poco a poco, con el pesado y amañado paso del tiempo, la impunidad va instalándose en el proceso contra el exalcalde de Bucaramanga, Luis Francisco Bohórquez, sobre quien pesan cargos de varios delitos en el sonado caso de la iglesia Manantial de Amor que, al parecer, según las evidencias que tiene la Fiscalía, habría sido usada como trampolín en una serie de contratos irregulares que habrían servido para incrementar ilícitamente el patrimonio del ex mandatario quien, curiosamente, en lugar de salir en defensa de su honor y exigir claridad y resultados a la mayor brevedad, guarda profundo silencio frente a la acción paquidérmica de los investigadores.

Lo que todos vemos es que mientras la justicia cojea, la impunidad campea y no lo hace simplemente porque los procesos atiborren los despachos judiciales, o porque la incompetencia de algunos funcionarios atente contra la deseable diligencia de la justicia, o porque se amenace la vida de los investigadores, como ocurría profusamente en tiempos del auge mafioso, sino, como en este caso, y según lo hallado por los periodistas de nuestra Unidad Investigativa, el proceso del exalcalde Bohórquez, con serias sospechas del delito de enriquecimiento ilícito, durmió tres años en las manos de un fiscal venal que, incluso fue detenido cuando, en otro caso, recibía 110 millones de pesos de un investigado al que extorsionaba para manipular su caso.

Y así como el fiscal al que correspondió la investigación de Bohórquez no movió el proceso, tampoco lo hizo el contralor municipal de la época, que anunció hasta comisiones especiales para ahondar en el caso, lo que nunca iba a ocurrir, porque se trataba del reconocido político y exgobernador Jorge Gómez Villamizar quien había llegado al ente de control por recomendación precisamente de Bohórquez, lo que traza el recorrido pantanoso de la politiquería que infiltra a la justicia para cubrir con impunidad sus desafueros.

El silencio sordo que hoy domina el caso de Manantial de Amor, es el mismo que suele preceder y rodear las investigaciones de políticos que encuentran en la laxitud de los investigadores y en la connivencia de algunos abogados el medio propicio para burlar el escrutinio de sus actos, evadir la acción de la justicia y regresar indemnes al ejercicio de la política y a las instituciones del Estado. Lo deseable para la sociedad y para el mismo exalcalde Bohórquez, no es que la preclusión sea la que cierre el caso Manantial de Amor, sino que lo haga un proceso ajustado a las normas que llegue a una sentencia clara y justa.

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