Megaobras: atrasos, sobrecostos e impunidad
Esta semana, la Cámara de Comercio de Bucaramanga (CCB) entregó su informe sobre la veeduría que realiza a las llamadas megaobras de Santander. De acuerdo con los hallazgos de la Cámara, es preocupante lo que viene sucediendo con muchas de las multimillonarias inversiones que se han hecho en infraestructura en el departamento.
Es importante resaltar este valiosísimo aporte que hace la CCB en el seguimiento y vigilancia de la correcta ejecución de las obras públicas. Esta veeduría se ha convertido en una herramienta indispensable de seguimiento a la correcta ejecución de las obras públicas y a la transparecia que debe acompañar el manejo de estos recursos.
El panorama hallado por el informe de la veeduría de la CCB es preocupante. Obras como la vía San Gil-Charalá-Límites aparece con un 100% de ejecución, pero a pesar de estar terminada, no se ha recibido y presenta varios puntos críticos por falta de mantenimiento.
Uno de los casos más preocupantes es el del Acueducto Mesa de Los Santos, en el que a pesar de que ya pasaron cuatro años desde la fecha de inicio de este proyecto, su terminación parece muy lejana, pues aún ni siquiera es claro que la obra tenga un cierre financiero. El proyecto fue adelantado por la Unión Temporal Aguas de Chicamocha, constituida por Construcciones OCA (50%); López Morales & Cia (49%) e Ingecol S.A (1%), y la interventoría por el Consorcio Chicamocha 2015, conformado por Coesint (34%); Construcciones DEICO (1%); Osuca (34%) y Mauricio A. Santos Rey (31%). Para este acueducto se destinaron $22.653 millones y una interventoría de $1.057 millones. En el 2018 fueron adicionados $7.300 millones para terminar la construcción de la primera fase, y sin embargo, es incierto su futuro. No se sabe siquiera cuál va a ser la cobertura ni la tarifa.
En el caso de la vía Bucaramanga-Barrancabermeja-Yondó y la variante San Gil, se está a la espera de que la Agencia Nacional de Licencias Ambientales se pronuncie sobre las licencias.
A su vez, se sigue a la espera de que se conozcan los resultados de la prueba patológica que adelanta la constructora Sacyr en el tablero del puente Hisgaura, para determinar si se recibe o no el puente atirantado, que tras una inversión de más de $100 mil millones sigue sin prestar ningún tipo de servicio.
Por su parte, el aeropuerto Los Pozos de San Gil, una vez invertidos y ejecutados $14.910 millones, sigue a la espera de la construcción de la terminal aérea sin que esté claro cuándo ocurrirá.
Es lamentable que la historia de estas megaobras se repita una y otra vez, sin que pase nada. Los recursos se derrochan y jamás aparecen los responsables de esta serie de atrasos e incumplimientos a los que tristemente nos acostumbramos los santandereanos.
Una vez más, como lo hemos hecho de forma incansable, desde este espacio pedimos a las autoridades que se sancione a los responsables de que año tras año esta sea la historia del departamento.