El número de accidentes de tránsito ocurridos en el 2018 en los municipios que conforman el área metropolitana de Bucaramanga fue bastante alto; en ellos hubo un considerable número de personas muertas, buena cantidad de lesionados y de seres que quedaron con discapacidades. En la gran mayoría de tales percances estuvieron involucrados motociclistas. Estudios serios hechos sobre tal tipo de accidentalidad señalan que Santander es el cuarto departamento en materia de accidentes viales y que abultado número de estos casos hubiera podido evitarse, si quienes los protagonizaron hubiesen procedido con más prudencia.
Al analizar los accidentes en que se vieron involucradas motocicletas, resalta el que quienes iban en ellas en su mayoría tenían entre 15 y 22 años, que abultado número de ellos ocurrió entre la noche de los sábados y la madrugada de los domingos, que sucedieron por exceso de velocidad, por conducir en estado de embriaguez, por imprudencias tales como no mantener la distancia entre vehículos, hacer giros bruscos, cruces imprudentes, es decir, acaecieron por procederes humanos que han podido no llevarse a cabo y que en todos hubo violación de normas de tránsito. El tráfico por las vías vehiculares de las ciudades está regulado por normas que organizan la movilidad, que son ampliamente conocidas y se aplican a nivel internacional, con base en lo contenido en la Convención de Ginebra de 1968. Tales normas son un lenguaje universal de cultura urbana que debe ser obedecido, para garantizar el funcionamiento racional en uno de los ejes de la vida citadina, las calles. En Colombia hay abundante cantidad de normas de tránsito, pero diariamente se pone en evidencia un gran choque cultural, pues la ciudadanía es consciente de que esas reglas existen, deben ser obedecidas, pero las incumplen reiteradamente.
¿Resultado de tal proceder? Numerosas muertes que han podido evitarse, lesionados, colombianos con discapacidades provocadas en accidentes de tránsito, entre un largo etc.
Las motocicletas en las vías vehiculares se han convertido en un problema de seguridad y de salud pública, pues quienes en ellas viajan equivocadamente creen que los comportamientos que llevan a cabo no son lo que realmente son, imprudentes e irresponsables violaciones de reglas de tránsito que tienen consecuencias nefastas.
