El proyecto de Acuerdo 054, aprobado por la comisión primera del Concejo, preocupa a varios sectores de la ciudad, tanto en el campo económico como entre los ciudadanos en general, pues tras este acuerdo se teme como lo han dicho algunos miembros de esa corporación, que el impuesto predial del año próximo tenga aumentos que, a todas luces, son inconvenientes.
Lo dicho por el concejal ponente del proyecto que establece el impuesto predial de 2021, Christian Reyes, en pocas palabras implica que “si bien el gravamen quedaría congelado para los propietarios de inmuebles que no superen los $250 millones en los estratos 1, 2 y 3; para los demás contribuyentes sí habrá un alza desmedida”.
Antes estas afirmaciones, la Alcaldía de Bucaramanga respondió con otros componentes del proyecto, relacionados con nuevas y mayores facilidades de pago, como el pago diferido o los descuentos de hasta el 100% en intereses y sanciones, lo cual, a pesar de ser opciones válidas y necesarias, no han tranquilizado a quienes, analizando sus posibilidades económicas presentes y futuras a corto plazo, entienden que sus márgenes de maniobra en materia, bien sea de sus negocios o empresas o simplemente de sus finanzas familiares, van a estar particularmente estrechas el año que viene.
En efecto, solo hay que entender que más del 90% de nuestra economía, en Bucaramanga y Santander, está compuesta por la micro, pequeña y mediana empresa, para concluir que el prolongado cierre total y luego parcial de la economía como consecuencia de la pandemia, menguó en alto grado tanto a las empresas y negocios en sí, como el empleo que estos generaban, y una alta proporción de las personas afectadas por esta circunstancia pertenecen especialmente a los estratos 4 y 5 que, según lo que contiene el proyecto 054, no solo no tienen previstas congelaciones o descuentos en el impuesto predial, sino que tendrían que enfrentar un alza en el mismo.
Nadie duda de la importancia del recaudo de impuestos para el cumplimiento de metas en programas y proyectos de la Alcaldía, pero también es claro que este no es momento de alzas para miles de familias que tanto este año como el próximo tendrán sus necesidades básicas como la máxima prioridad en sus gastos, limitados estos por el deterioro en sus ingresos. Mantener el nivel de vida con el que concluyó el año pasado ya será una meta ambiciosa en 2021 y eso el Estado debe comprenderlo para conciliar sus expectativas tributarias con las extraordinarias necesidades de los contribuyentes.
