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Editorial
Sábado 28 de agosto de 2021 - 12:00 PM

No es lógico, ni ético ni estético

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Cuando el ingeniero Rodolfo Hernández apareció como una opción para asumir la Alcaldía de Bucaramanga, la ciudad se ilusionó con que por fin había una opción de llegar al poder a romper los feudos de corrupción en que se habían convertido las últimas administraciones de la capital santandereana. Con esta ilusión, la ciudad lo eligió como alcalde, y con un equipo liderado por personas honestas y con ganas de trabajar por la ciudad se inició la administración Hernández.

Pero su carácter reacio e incapaz de llegar a consensos hizo que poco a poco estos líderes que le acompañaban en su proyecto fueran abandonándolo, hasta que el final su administración se sostuvo gracias al trabajo incansable de quien fungía como jefe de Gabinete, Manuel Francisco Azuero, un santandereano valiente y honesto como pocos.

Pero el tiempo pasó y la ambición de poder de Hernández, lo hizo cambiar sus aliados de un proyecto político de transparencia por curtidos personajes del mundo electoral, que mueven la política como un negocio, lejos de ideales ciudadanos y bien cerca de componendas y acuerdos electorales dignos de esa “politiquería” que prometió combatir en su discurso.

El audio conocido por esta redacción en el que Rodolfo Hernández les exige a quienes aspiren a integrar la lista a la Cámara de Representantes un pago de más de 300 millones de pesos y luego el compromiso, de ser elegidos, de entregarle el 10% de su salario es la comprobación de que Hernández hace mucho abandonó los principios de su Lógica, Ética y Estética y convirtió su movimiento político en uno más de los que se mueven en la política tradicional que tanto criticó.

Por supuesto que las campañas electorales requieren financiación, pero la forma como la está buscando Rodolfo no es más que una venta de avales. Pretender además quedarse con el 10% del salario de quienes salen elegidos por su lista no es más que la nefasta práctica de los políticos de siempre, que suelen ubicar a quienes trabajan en sus campañas en puestos, a cambio de un porcentaje de los salarios que devenguen. ¡Deplorable!

No es lógico, ni ético ni estético exigir pagos por incluir el nombre de un aspirante a la lista de un ejercicio democrático que supone una elección. Se esperaría que quienes integran una lista a la Cámara por un movimiento sean personas que tienen aspiraciones basadas en un proyecto político y unas ideas dignas de ser elegidas. Cobrar por incluir el nombre de un aspirante a ser elegido en una lista no es más que una práctica clientelista, que ha sido la responsable de que solo quienes manejan millonarias cifras y pueden alcanzar estos pagos sean quienes terminen quedándose con un espacio en los movimientos políticos. Esto fue precisamente lo que hizo que fueran las mafias las que terminan quedándose con los partidos.

Ver hoy el movimiento de Rodolfo Hernández rodeado de nombres cercanos a la política tradicional, cuestionados por sus calidades éticas, y a quienes iniciaron este proyecto bien lejos de él (y sin querer saber más de este) es la prueba de que la Liga Anticorrupción se convirtió en un movimiento preso de las mañas politiqueras y una empresa electoral de esas que tienen sumida a Colombia en la corrupción y la desesperanza.

Sin duda esta verdad es una realidad decepcionante para los santandereanos.

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Publicado por Redaccion Editorial

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