No estamos para parques
Esta semana el Parque Mundial del Cacao, Pamuca, volvió a ser noticia en la región, tras el anuncio de que esta iniciativa turística no se construiría en San Vicente de Chucurí, como se había anunciado desde la gobernación de Didier Tavera, sino en Betulia.
Pamuca es un megaproyecto turístico que quiere impulsar la administración de Mauricio Aguilar, y consiste en la construcción de un parque en honor a los cacaoteros, en el que se construirán piscinas, teleférico, juegos para niños, pistas para motocross, restaurantes y un largo etc. Para llevar a cabo esta iniciativa se requerirá una inversión cercana a los $20 mil millones, que sabiendo cómo funciona la contratación pública, no hay duda de que sumará varios miles de pesos más.
La polémica esta semana se dio por cuanto los pobladores reclamaron el cumplimiento de la promesa inicial de construir el parque en San Vicente de Chucurí, a lo cual el gobernador Aguilar respondió que solo se dará si el estudio de suelos lo permite.
Pero la verdadera polémica no debería ser en qué lugar se construirá este parque, sino si Santander necesita hacer esta inversión en un momento de crisis como la actual.
La construcción de estos parques turísticos ha sido la gran falacia del impulso al turismo en Santander. Solo el Parque Nacional del Chicamocha, Panachi, ha significado un impacto real como destino turístico del departamento, lo cual sin duda está jalonado por la majestuosidad del Cañon del Chicamocha y la experiencia de atraversarlo en teléferico, más no por la existencia de cafés o pistas de motocross. Las cifras muestran que iniciativas como el Acuaparque del Chicamocha o el Cerro del Santísimo son deficitarias y no compensan la multimillonaria inversión hecha en cada una de ellas.
La realidad de nuestro departamento y el país no es la misma de cuando comenzó este mandato. La pandemia ha dejado tras de sí cifras históricas de desempleo y destrucción del sector productivo. Según el Dane, la cifra de desempleo en Bucaramanga llegó al 23,1% y en el país, 4,5 millones de personas perdieron su trabajo. El sector hotelero, el de restaurantes y eventos afrontan la peor crisis de su historia; los que no cerraron definitivamente hacen esfuerzos incalculables para mantener sus puertas abiertas, aún con las restricciones de ocupación frente a la que muchos ni siquiera serán rentables. ¿En verdad la construcción de un nuevo parque, de los que la experiencia ya ha demostrado no generan el impacto que se esperaba en la región, es la acción que necesitan los santandereanos para recuperar su economía? Evidentemente no.
No es momento de pensar ni en parques ni en teleféricos. La prioridad de inversión del gobierno departamental y los gobiernos locales en este momento debería enfocarse en la reconstrucción de la capacidad productiva y el empleo en la región, además de otros sectores críticos como la educación, donde la falta de conectividad y de herramientas tecnológicas han hecho que la deserción escolar y el retraso en la escolaridad lleguen a cifras que nos devuelven 20 años en la historia.
Señor Gobernador, Santander requiere priorizar sus proyectos de acuerdo con la nueva realidad en la que vivimos, y en esta realidad hablar de parques y monumentos lejos de visualizarse como una solución, suena a verdadero despilfarro.