Nuestras carreteras son volver al pasado
A Santander, el Estado Central le ha negado desde hace más de un siglo la posibilidad de acceder al desarrollo y conectarse debidamente con regiones vitales para su vida económica y sociocultural. Prueba de ello son los más recientes episodios: el caso del puente Hisgaura y las noticias que dio a conocer el Viceministro de Infraestructura sobre la navegabilidad del río Magdalena, la Ruta del Sol II en el tramo de Santander, la vía Bucaramanga–Pamplona y Bucaramanga–Barrancabermeja. Ellas son un baldado de agua fría, un negarle a nuestra región la conectividad que necesita y a los sectores económicos la posibilidad de competir en igualdad de condiciones con las demás regiones del país y en el escenario latinoamericano.
Invías, por sensatez, no da al servicio el puente Hisgaura, pues aún no hay claridad sobre su vida útil ni su mantenimiento. Allí se construyó una pequeña obra faraónica, no un puente normal y sólido que prestara buen servicio, y el resultado es que hoy es un elemento decorativo del paisaje y volvemos al pasado en la carretera Bucaramanga–Málaga.
Respecto de las otras obras públicas, vitales para el presente y futuro de nuestra región, los santandereanos se enteraron que la administración Santos Calderón dejó comprometidas las vigencias futuras para los proyectos hasta el 2024, por lo que no hay “margen de maniobra”.
Así, si suerte tenemos, solo dentro de cuatro años podrían reemprenderse trabajos en tan vitales frentes de conectividad terrestre y fluvial y para nuestra economía.
Mucho anuncian los mandatarios nacionales sobre Santander, pero episodio tras episodio nos ponen la puerta en las narices. ¿Y el dinero recibido como precio por la venta de las acciones de Isagén? Ese es para darle mejores vías al centro y al occidente del país, para Santander no hay, pese a lo significativo que en dicho activo patrimonial fue Hidrosogamoso.
El asunto es trágico si con carácter y firmeza nos percatamos que nuestros líderes políticos y económicos no tienen realce, ni significación suficiente en el panorama nacional y tácitamente el gobierno Duque nos dice que no puede hacer nada.
Además, no hay certeza de que dentro de cuatro años se puedan reemprender tales obras y si ello se lograra, llevaremos ya un atraso gigantesco frente a otras regiones del país.