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opinion/editorial
Jueves 25 de mayo de 2023 - 12:00 PM

Paz total o resurgimiento de la violencia

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Desde hace cerca de dos años, este diario ha publicado informaciones y ha hecho advertencias sobre la manera como ha venido desplazándose la violencia desde el Catatumbo, primero hacia el Magdalena Medio, donde se reportó la presencia de grupos de guerrilleros del Eln, luego, en las proximidades de Barrancabermeja ocurrieron algunos atentados a la infraestructura petrolera; así mismo, en febrero de 2022, una explosión causada por este mismo grupo en la vía San Gil-Pinchote terminó con la vida de dos trabajadores de Invías. Ahora, bajo el nuevo concepto de tratamiento tanto de la guerrilla como de los demás grupos armados ilegales, empiezan a reportarse hechos de violencia armada en el sur de Bolívar.

Del análisis simple de los sucesos que hemos descrito someramente, es evidente que el concepto de la paz total con que el gobierno Petro intenta detener los procesos armados guerrilleros o abiertamente delincuenciales, no está dando resultado, pues el avance de este devastador fenómeno por las fronteras santandereanas en la extensa área del Magdalena Medio y el sur de Bolívar, no solo no se detuvo, sino que continúa internándose en el departamento, lo cual se manifiesta con presencia ya detectada de células urbanas del Eln, por un lado, y el crecimiento notorio de la actividad de carteles de microtráfico en el área metropolitana.

Lo cierto, vista toda esta realidad actual, es que la ciudadanía, además de que no logra tranquilizarse frente a este panorama, empieza, más bien, a aumentar su angustia, porque lo que está ocurriendo es lo contrario a lo esperado: los múltiples procesos de diálogo, cese al fuego, negociaciones, treguas, etc, están en franco retroceso, mientras la violencia resurge, lo que podría terminar en una exacerbación de las hostilidades en niveles superiores a los de antes de comenzar la propuesta de la paz total.

El reciente atentado contra una patrulla de la Policía Nacional en Tibú, que dejó tres uniformados muertos y una decena de heridos, no solo es un alevoso acto de crueldad y vileza sino una nueva evidencia de que el planteamiento de negociación con grupos criminales no está siendo efectivo.

Es momento de que el presidente de la República evalúe con serenidad y objetividad si su proyecto de paz total puede continuar según su idea original o si, antes de que suceda, como en Santander, que la violencia regrese a las zonas rurales y urbanas, sin perder el objetivo, se haga un profundo replanteamiento de la metodología original que, al parecer, comienza a dar el resultado exactamente contrario al deseado.

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Publicado por Editorial

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