Primero la educación
Publicó ayer este diario un informe que reseña el balance de la aplicación del Código de Policía, que entró en plena vigencia el año pasado, y se encontró con que las diferentes sanciones que la norma establece llegaron a 25.415 en el área metropolitana de Bucaramanga.
No solamente por el número de violaciones sancionadas (que deben ser una mínima cantidad frente a las que en realidad ocurren), sino por las conductas que ellas indican, podemos darnos cuenta, una vez más, de que en nuestra sociedad se manifiestan múltiples comportamientos que evidencian una crítica falta de educación ciudadana, lo que resulta en la persistencia de acciones de quienes agreden sin reparo o a sus semejantes o al entorno mismo.
Por ejemplo, la sanción que más se impuso fue a quienes estaban consumiendo bebidas embriagantes en la vía pública. Parques y plazoletas, dice la autoridad, son los lugares preferidos por los tomadores, para ingerir licor en “la calle”.
Pero este es solo el primero de los tres comportamientos más recurrentes y cuya suma conforma un verdadero coctel de violencia. El segundo es el porte ilegal de armas u objetos corto punzantes y la tercera de estas conductas desafiantes del Código de Policía es, como puede deducirse fácilmente de las dos primeras, las riñas, que no deben tomarse como simples peleas callejeras, porque también suele ubicarse este factor entre los primeros en las causas de muerte violenta en la ciudad y el departamento.
Se le reconoce a la Policía el empeño que ha puesto en la vigilancia y sanción a los ciudadanos que desconozcan este código, pero de poco sirve castigar a una ciudadanía que no se educa.
La capacidad punitiva del Estado forma parte integral de su concepción teórica y práctica, pero de allí poco se logra en el avance de las sociedades, si no se dirige el esfuerzo en la contención y eliminación de las conductas punibles, lo que se logra en las aulas, en la familia, en los primeros años de la formación de las personas.
Por donde se mire, es la educación el primero y más importante de los factores de solución para una sociedad con tanta tendencia a la anarquía y la violencia, como la nuestra.