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Editorial
Miércoles 24 de mayo de 2023 - 12:00 PM

Tragedias al volante

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Un hombre al volante de un carro particular, burló un control de tránsito en Bucaramanga y, como si esto fuera poco, arrolló intencionalmente a los agentes que lo siguieron en una motocicleta para obligarlo a detenerse y responder por sus actos. El temerario conductor era un militar, en estado de ebriedad, que quiso, como cualquier delincuente, no solo violar las normas, en este caso las de tránsito, sino que intentó evadir la acción de los representantes de la ley (como lo es él cuando está ejerciendo su cargo) internándose ya no en el Código de Tránsito, sino el el Código Penal.

Acciones como esta, que puso en vilo la vida de dos agentes, y muchas más que efectiva y trágicamente terminan con la existencia de las personas, son las que se presentan todas las semanas como resultado de la conducción de vehículos por parte de personas que han consumido bebidas alcohólicas o cualquier tipo de estupefacientes y se aventuran a las calles, en un acto de absoluta irresponsabilidad. En solo dos noches, y con su reducida capacidad operativa, la Dirección de Tránsito, el fin de semana pasado, interceptó a diez personas conduciendo en estado de ebriedad, lo que, sin duda, es una mínima porción de lo que debe estar ocurriendo especialmente en las noches de los días festivos.

Estamos hablando no de un peligro cualquiera, pues diez personas conduciendo ebrias, son diez amenazas públicas, contra ellos mismos, en primer lugar, contra los demás conductores y, además, contra los peatones que, no pocas veces, terminan pagando, incluso con sus vidas, las imprudencias de quienes creen que tomar un volante con los sentidos alterados no representa mayor peligro. Deben saber estas personas que sus actos sí pueden terminar en una tragedia y que las sanciones por conducir en estos estados incluyen, además de multas que van de tres, hasta 23 millones de pesos, la inmovilización del carro y la suspensión de la licencia.

La debilidad de la autoridad en el control de estos casos ha sido evidente por años, aunque el actual director de Tránsito de Bucaramanga, Carlos Bueno, ha liderado operativos contundentes que han dejado en evidencia la gravedad del problema, sin embargo, sería deseable que además de alcanzar eficacia en la detección y sanción de los ebrios al volante, se estructuren programas serios y continuados de educación desde la edad escolar y concientización de los adultos, conductores, sobre la gran responsabilidad que implica estar al frente de un vehículo.

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Publicado por Editorial

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