Desde hace muchos años se han hecho esfuerzos, aunque poco exitosos, de recuperar el inmenso potencial del río Magdalena, tanto para la seguridad nacional, como para el transporte de pasajeros, el turismo o la exportación e importación de toda clase de productos.
Editorial
Urge intervenir la autopista Bucaramanga - Piedecuesta
Que en los últimos seis años se hayan presentado más de dos mil accidentes de tránsito en la vía que de Floridablanca conduce a Piedecuesta, tomando en consideración, además, que muchos de estos percances, que promedian uno diario, son de gravedad suficiente como para dejar casi un centenar de heridos y 27 personas muertas, es un balance tan contundente y trágico, que no debe necesitar, ni de más tiempo, ni de más víctimas para exigir que, dado que los actuales alcaldes metropolitanos dieron la espalda, los entrantes unan sus esfuerzos para dar una verdadera solución a esta permanente amenaza.
Los accidentes de los que se habla, no son aquellos que pueden presentarse en cualquier vía y que están relacionados con simple impericia de los conductores, imprevistos mecánicos o con consumo de sustancias alcohólicas o alucinógenas, sino con fallas en la construcción de la autopista, que han sido señaladas y denunciadas hace muchos años, sin que hasta ahora las administraciones municipales de Floridablanca, Piedecuesta e incluso Bucaramanga, hayan hecho una gestión suficientemente seria ante el gobierno central, ya que esta es una vía de carácter nacional, para que se corrijan las deficiencias que han incrementado la accidentalidad y la mortalidad en este recorrido.
Además de los hechos fatales, como el reciente accidente en el que falleció el concejal de Piedecuesta Aldemar Maldonado, tan dolorosos como inaceptables, la alta accidentalidad en la autopista se ha convertido en un verdadero fastidio y un gran inconveniente para miles de personas que a diario la transitan, en vehículos particulares o de transporte público, pues las congestiones son mayúsculas y los tiempos de espera a veces son de horas, frente al caos que ocasionan los atropellos, colisiones y volcamientos que con tanta frecuencia ocurren en el corredor vial, hoy evidentemente antitécnico y peligroso.
Es necesario convocar desde ahora la voluntad, el compromiso y la seriedad de los cuatro alcaldes metropolitanos entrantes, así como al nuevo gobernador, para que hagan un frente común con esta causa, y representen en Bogotá a los cientos de miles de ciudadanos que cada año desde todos estos municipios se desplazan por esta autopista, con el fin de conseguir el compromiso real de acometer las obras necesarias para que esta vía se amplíe, se modernice, se corrija y se actualice con las necesidades que le ha planteado el intenso crecimiento urbanístico y demográfico, cada vez mayor hacia el sur del área metropolitana.