Si ha costado mucho reemplazar en la cultura santandereana el arraigado concepto de que no somos capaces de unirnos y últimamente...
Vida nocturna en Cañaveral, entre el caos y la ilegalidad
Las comunidades que desprecian u olvidan la historia, la repiten inexorablemente, con el agravante de que, en el proceso, se repiten no solo los errores, sino también la indolencia o la negligencia que nos cubre a todos, gobernantes y gobernados. Es lo que hoy ocurre con el sector de Cañaveral, aledaño a los centros comerciales que se convirtió ya en uno de los mayores problemas de Floridablanca, sin que se haya visto, en las sucesivas alcaldías, una acción firme para contener o revertir la situación.
La verdad es que, como lo ha denunciado la comunidad y lo han confirmado nuestros periodistas, en estas manzanas ocurren todas las noches decenas de violaciones, desde la contaminación por ruido excesivo, hasta delitos de gran impacto, como tráfico y consumo de drogas de todo tipo, pasando por presencia de menores de edad, de trabajadoras sexuales, riñas, parqueo prohibido de vehículos, extensión ilegal de las horas de cierre, entre otras conductas irregulares y peligrosas que ocurren, buena parte de ellas, no cerca, sino frente a un CAI de la policía.
El problema crítico que hoy vive Cañaveral avanzó con los años, gracias a la pasividad de la autoridad, tal como ocurrió en Cabecera y, por lo visto, tal como en Bucaramanga, cada día es más difícil retomar el control en estas cuadras de negocios nocturnos de Floridablanca. El problema no es en sí mismo que existan estos establecimientos, sino que incurran en todas las violaciones, ellos o sus clientes, sin que haya consecuencias, porque de esta manera se instaura una especie de licencia para violar la ley.
Recuperar estos sectores fuera de control en Bucaramanga o Floridablanca no se hace en un plazo corto, ni solamente con represión, pues hay alternativas más de fondo, como programas de reurbanización que al tiempo que rescatan las zonas afectadas, abren nuevas oportunidades a los comerciantes. Esta estrategia no solo tiene ejemplos exitosos en grandes capitales del mundo o en el país, como Bogotá o Medellín, sino que hace casi un siglo ocurrió lo mismo aquí, con lo que hoy es la Avenida Quebrada Seca, sobre la que se asentaron prósperos negocios, donde antes existía la llamada ‘zona negra’ de la ciudad, una línea marginal de delito y miseria. Rescatar urbanísticamente estos sectores conflictivos, creando opciones dignas y aún más prósperas a los residentes, los comerciantes y la economía en general, es un esfuerzo menor si se piensa en las futuristas y sostenibles soluciones a que puede llegarse, por ejemplo, en las zonas conflictivas de Cabecera y Cañaveral.