La historia del catolicismo representa que en la eterna lucha entre el bien y el mal, existen unos pecados que son los principales, es decir, simbolizan los principales errores que comete la humanidad ante Dios. Ellos son: la ira, la gula, la soberbia, la lujuria, la pereza, la avaricia y la envidia. En Vanguardia nos preguntamos cómo operan esos pecados capitales en Bucaramanga. En este primer capítulo hablamos de la ira.
Hoy comenzamos con un pecado. La ira. Y es inevitable preguntar, no cuál ha sido su más reciente episodio de ira, sino ¿qué tan intenso fue? ¿Cegado por la ira, usted ha lastimado a alguien?
Grado superior de enfado, enojo irreconciliable, furia violenta, resentimiento oscuro e irritabilidad tan peligrosa e incendiaria como el peor de los infiernos que pueden desatar nuestras emociones. Para algunos, la ira es la respuesta violenta de atacar o huir de una amenaza. En la Divina Comedia, la ira ocupa el séptimo círculo del infierno, vigilado por el Minotauro y dividido por tres círculos llenos de piedras y rodeados por un gran río de sangre. En el islam, Mahoma la considera una debilidad, por su parte el Dalái Lama en el budismo la califica como una “emoción destructiva” y en la Iglesia Católica es uno de los siete pecados capitales, uno de los pilares de la maldad del demonio sobre los hombres.