Es innegable que el progreso trae consigo un mayor número de problemas y el crecimiento poblacional. Si no se acompaña con...
La historia que quiere escribir Francia Márquez
- EFE/ VANGUARDIA
La lucha de años de Francia Elena Márquez Mina, abogada y activista, para reivindicar a “los nadies y las nadies” la llevó a participar en la consulta del Pacto Histórico, en las elecciones legislativas de marzo. Sus votos, aunque muy por debajo de lo que sacó Gustavo Petro, la llevaron a convertirse en un fenómeno electoral que cautivó desde la periferia a decenas de miles de ciudadanos que anhelaban un cambio. El 19 de junio, alejada de escándalos y la ‘normal’ campaña política, fue electa vicepresidenta.
“Estaba en los territorios, a donde no habían ido nunca los candidatos. No estaba escondida”, dijo en una entrevista radial en la mañana de ayer al preguntarle por su ausencia en los medios durante la última semana de campaña.
A sus 40 años esta lideresa afrocolombiana, nacida en 1981 en Suárez, un pueblo al suroeste del Cauca, ocupará su primer cargo público como vicepresidenta, la primera afro en ocupar el segundo cargo más importante de Colombia.
“Hemos avanzado en un paso muy importante; después de 214 años logramos un gobierno del pueblo, un gobierno popular, el gobierno de la gente de manos callosas, el gobierno de la gente de a pie, el gobierno de los nadies y las nadies de Colombia”, dijo Márquez en su primer discurso tras el triunfo ante una multitud que la aplaudió en el Movistar Arena de Bogotá.
Vestida con trajes coloridos y su facilidad de oratoria, Márquez ha cautivado a parte del electorado, especialmente al joven, con su promesa de hacer de Colombia un país para “vivir sabroso”.
El gran reto
Convertida en un fenómeno político y un símbolo de las comunidades tradicionalmente marginadas en la política y en la sociedad colombiana, Márquez se convirtió en la esperanza de la representatividad y el cambio para estas colectividades.
Sin embargo, este elemento de novedad en el panorama político también le ha valido críticas por ser novata, pues muchos de sus contradictores consideran que le falta experiencia para asumir el cargo. Pero lo que le falta en experiencia le sobra en carácter. Incluso se ganó el desdén de César Gaviria al sentirse ofendido por las palabras de Márquez y esto le costó al Pacto Histórico quedarse sin el apoyo del Partido Liberal.
Y es que además, según ha dicho en reiteradas ocasiones Petro, Francia también será la encargada de liderar el Ministerio de la Igualdad que el mandatario electo pretende crear.
“Muchos dicen que no tengo experiencia para acompañar a Gustavo Petro a gobernar este país y yo me pregunto: ¿por qué la experiencia de ellos no nos permitió vivir en dignidad? ¿Por qué su experiencia nos ha tenido tantos años sometidos a la violencia que generó más de ocho millones de víctimas? ¿Por qué su experiencia no logró que todos los colombianos viviéramos en paz?”, dijo en mayo tras el cierre de campaña de la primera vuelta.
Otra de las tareas que asumirá tiene que ver con potenciar el Pacífico y los derechos étnicos.
“Así que las mujeres de Colombia, los territorios y los pueblos excluidos por su color de piel o por su ancestro histórico y cultural son las tres funciones que la vicepresidenta va a tener como eje de desarrollo del primer gobierno popular del país”, dijo Petro cuando la nombró fórmula.
Entonces, la nueva vicepresidenta de Colombia, el gran fenómeno político de estas elecciones, asumirá el cargo el próximo 7 de agosto en reemplazo de Marta Lucía Ramírez con el objetivo de reivindicar su herencia con el sueño de que en Colombia se pueda “vivir sabroso”.
Este será “el gobierno de la gente, de las manos callosas, el gobierno de la gente de a pie”, dijo Márquez el domingo.
Ella, como muchos líderes sociales que viven en la zozobra del conflicto, ha sufrido los estragos de la violencia y fue víctima de un atentado en 2019 cuando estaba en una reunión de preparación para unos diálogos entre indígenas y el Gobierno y fue atacada con armas y granadas.