domingo 21 de mayo de 2023 - 12:00 AM

Entrevista con el santandereano Fernando Castillo, presidente de la Corte Suprema de Justicia

Fernando Castillo Cadena, presidente de la Corte Suprema de Justicia, asegura que lo más importante a la hora de contribuir a los fines del Estado es mantener el diálogo y la transparencia.

Por Luis Fernando Rueda Vivas / Especial para Vanguardia

El santandereano Fernando Castillo Cadena es el actual presidente de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) en Colombia, mandato que terminará en abril del próximo año. En sus manos estuvo, hace un par de semanas, el haberse convertido en el fiel de la balanza para desactivar una crisis entre los poderes públicos del Estado por la disputa que sostuvieron, ante una errada interpretación de las normas, el Fiscal General de la Nación y el Presidente de la República.

Eso ya es historia. Sabe que Colombia atraviesa por un momento crucial y, por eso, en esta entrevista concedida en medio de un evento académico de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, accedió a conversar abiertamente sin prevenciones pero con la prudencia que su cargo le exige.

Del joven inquieto que corría por las calles del barrio Conucos Casas en Bucaramanga a ser ahora el presidente de la CSJ, ¿se lo soñó en algún momento?

La verdad, es una pregunta difícil, porque la respuesta en el fondo siempre va a ser sí. Ocupar un alto cargo no fue para mí una obsesión, sino el resultado de la combinación de muchas cosas que yo hice, porque en primer lugar me entrené para hacer profesor, me fui a España, hice mi doctorado y eso me habilitó para la docencia y la investigación, continué como profesor de planta de la Universidad Javeriana y llega un momento de quiebre en donde uno piensa si puede hacer algo más, y ahí es cuando decido optar a la CSJ y me inscribo como candidato a la Sala de Casación Laboral. Ha sido un honor muy grande estar ahí y lo que ha venido es, simplemente, un proceso de construcción dentro de la Sala Plena que me han llevado, primero a la vicepresidencia, y luego a ganar la confianza de mis compañeros para ser presidente de la CSJ.

¿Cuándo usted se sienta todos los días en esa silla qué le pasa por la mente? ¿Qué representa para usted estar a la cabeza de la majestad de la justicia en nuestro país?

Soy presidente, soy responsable, y la responsabilidad en inglés es responsability, que significa habilidad para dar respuestas a los problemas que se sortean en el día a día. Es un peso bastante fuerte el que uno tiene que soportar en la presidencia, hay muchos problemas, desde los más pequeños administrativos hasta los más grandes que se pueden venir, en donde uno siempre tiene que tener la habilidad de dar esas respuestas con la esperanza de acertar. Una guía diaria mía es acertar, y la otra, una máxima muy caribe que es ‘cójala suave’, porque en los tiempos de crisis las respuestas tienen que ser, todavía, mucho más tranquilas, más reflexivas.

La pronta justicia además, de ser casi que un mandato universal, es un gran anhelo de todos los colombianos, ¿cómo encuentra usted la aplicación de justicia en nuestro país a sabiendas que problemas de hace tiempo, como la acumulación de procesos, el hacinamiento carcelario, el atraso tecnológico y la corrupción, entre otros, siguen latentes?

Hemos venido trabajando en incrementar el número de jueces para atender las necesidades de demanda judicial que existen, tratando de llevar los jueces que son necesarios para cada región. Hay regiones donde se requieren más jueces laborales, otras donde se requiere más establecimiento penal, por decirlo de alguna forma, fiscalías, defensorías y jueces penales, otras donde los jueces del derecho civil y el comercial deben estar más presentes, y ese mapa judicial es lo que hemos venido armando, eso nos ayuda mucho a la consolidación del aparato judicial de la rama. Y dos, los asuntos que hemos venido trabajando mucho al interior de las ramas son los problemas de responsabilidad ética en el trabajo y ética judicial. Parte del quehacer de nosotros como magistrados de Alta Corte es dialogar con jueces, con magistrados, acerca de la importancia de la preservación de los principios que subyacen a la justicia, no sólo es imparcialidad, independencia y autonomía, es integridad del juez.

Usted es un hombre que está familiarizado con la academia, con los estudiantes, con jóvenes, ¿qué tanto daño le hizo ese episodio tan lamentable, mal llamado como el cartel de la toga, a la justicia en Colombia?

En el país hay jueces, magistrados, que no han dado la talla, desafortunadamente el problema de corrupción no es un problema solo de la Rama Ejecutiva o de la Rama Judicial, es de la sociedad, acusamos también estos problemas en el sector privado. Fíjese que en mis clases de Derecho Económico yo solía decir que, cuando se desata un escándalo de corrupción, es una victoria para el país, porque algo que estaba oculto se destapa, sabemos quiénes son los responsables y podemos castigar, quiere decir que las instituciones están funcionando. En el caso de la Judicatura el país ha recibido muy buenas noticias de la Rama Judicial, fíjense, lo que la misma Corte Suprema hizo frente al caso del magistrado Gustavo Malo, que logramos primero suspenderlo, y luego, que se investigara y se esclareciera la cadena o los delitos que fueron cometidos, pero no es un caso aislado, está el del exmagistrado Ricaurte, el del magistrado Tarquino, acabamos de ser sorprendidos por la Sala Penal con la captura del magistrado Pretelt, es decir, la misma justicia está dando respuestas a los problemas que ha ocasionado, a ciertas conductas delictivas al interior de la rama y que han lastimado la credibilidad misma de la institución.

Nos sorprendió un poco ver al exmagistrado Pretelt siendo capturado, en su lugar de residencia, mientras celebraba su cumpleaños, ¿cómo entienden los colombianos eso?

En Colombia opera la presunción de inocencia, frente a ella, base fundamental de todo lo que es el derecho penal, el juez toma las decisiones, la Fiscalía pide medidas, a veces el juez está de acuerdo, otras no, las medidas cautelares como la detención preventiva y la casa por cárcel, todas esas figuras siempre pasan por un juez y él evalúa, porque en un país donde las cárceles están totalmente llenas, donde tenemos altos índices de congestión carcelaria, pues no tenemos donde meter personas a la cárcel, entonces hay que evaluar cuál es el riesgo que genera si una persona estaba afuera o no de la cárcel, si es una persona que se va a escapar, o que no va a interferir dada su posición en el proceso, son muchas cosas, pero las medidas siempre son avaladas por un juez de la República y yo creo que ese trabajo lo hacen de manera muy seria, muy responsable, aunque a veces nos sorprendan los resultados.

En Colombia es usual decir que a nadie se le niega una demanda y que la mejor defensa es el vencimiento de términos, ¿cómo cambiar ese imaginario?

Eso parte de los principios que deben regir tanto al juez como al abogado, es decir, acá lo que estamos hablando es de un cambio de chip, que nos lleve a que la justicia logre los resultados y que todos estemos concentrados en que la actuación judicial, como tal, sea salvaguardada, tanto por las partes en el proceso como por el estamento judicial. Todos los ciudadanos tenemos derecho a las garantías propias del Estado de Derecho, entonces, el ciudadano puede utilizar los recursos y tenemos que resolverlos, ahí la cuestión es más de principios éticos.

Cambiando de tema, ¿evolucionamos con la pandemia?, ¿logramos algún tipo de avance en términos de digitalización de la justicia?

En la presidencia del doctor Jorge Luis Quiroz nos tocó asumir la pandemia, nadie sabía las herramientas informáticas, para nosotros el Office 365 era una cosa inutilizada, si acaso sabíamos sobre Word, porque eso es lo que hacemos nosotros y no más. La rama judicial no paró, empezó a utilizar mecanismos virtuales que existían, como el software de la jurisdicción de Restitución de Tierras, que desde 2012 está en la virtualidad, ese software fue adaptado por la Corte Suprema de Justicia y se creó un ecosistema digital para dar respuesta a las demandas de virtualidad. Nosotros vamos yendo en ese camino, dentro de poco tendremos una oficina judicial virtual de verdad, donde usted pueda colocar su demanda, en archivo electrónico, con las pruebas debidamente digitalizadas, donde los paneles, por ejemplo, en justicia civil y laboral, permitan hacer las audiencias públicas y pueda haber tanto la atención virtual como lo que también se requiere, por ser un servicio esencial, la presencialidad de los jueces y de los tribunales en los despachos judiciales del país, es decir, combinar la presencialidad con el uso de todas estas herramientas virtuales, cosas raras que hace cuatro años no teníamos.

¿Como ve el país hoy en día? ¿Cómo le sigue el pulso a los últimos acontecimientos en Colombia que generaron alguna tensión entre los poderes públicos?

Las tensiones se tienen que resolver por los canales regulares, a nosotros como instituciones del Estado nos corresponde desarrollar el principio de colaboración armónica de los poderes y eso implica comunicación y diálogo. ¿Cómo se desarticulan las amenazas? Yo creo que ese es el ejercicio que uno debe hacer siempre, las tensiones llegan por cualquier lado, considero que el diálogo es el instrumento efectivo dentro de los deberes constitucionales y legales que se nos impone al establecimiento público, ¿qué quiero decir? Es colaborar, es hablar, es mantener un diálogo constante, transparente, directo y que nos pueda ayudar a lograr los fines del Estado, esa es la preocupación de nosotros.

Por último, ¿los colombianos podemos irnos a dormir tranquilos todos los días sabiendo que el sistema de pesos y contrapesos en Colombia funciona y de que hay armonía entre los poderes?

Todos los servidores públicos juramos cumplir con la ley y la Constitución. Muchas gracias.

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