El tormento de vivir en una zona de alto riesgo
En Los Acacios II (Barrancabermeja) la lluvia suele convertirse en un infierno y eso sí que lo saben bien Yesid y Yudi del Carmen.
A estas dos personas las une el hecho de ser vecinos y el saber que conviven en una de las zonas que el Municipio tiene marcadas con una tachuela roja en el mapa, por tratarse no solo de un asentamiento humano, sino una de las zonas de alto riesgo existentes en la ciudad.
Esta semana ninguno de los dos ha pegado el ojo y lo peor de todo es que pese al inminente peligro y las advertencias de las autoridades de riesgo y desastres, dicen que allí seguirán porque sencillamente no tiene a dónde ir en este momento.
“Es la verdad, estas noches no hemos podido dormir; el agua se metió por todos lados. Anoche desde las 10.00 p.m. empezó el calvario. Hasta las tablas de un lado de la casa se llevó la lluvia. Todo está suelto”, dijo ayer Yesid García Flórez, un joven de 24 años, que se vino de Barranquilla hace dos años y hoy vive a los pies de Los Acacios con su mujer y una niña de apenas un año de nacida.
Él reconoce que están en riesgo, pero prefiere esperar a que cesen las lluvias y volver a parar su rancho, que pensar en salir.
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“Vine buscando una nueva vida, a mirar si sacaba las patas del barro, pero el barro cada día está más alto. El Municipio vino y tomó fotos, pero dijeron que no podían hacer nada más. Que por ser alto riesgo e invasión no pueden meter mano. No tengo a dónde ir”, agregó Yesid, mientras sacaba del lodo pedazos de lo que alguna vez fue una estufa.
“No vuelvo a pagar arriendo”
Yudi del Carmen Arias Mojica, cabeza de hogar de otra de las viviendas en riesgo, dice que prefiere el riesgo a tener que ir a pagar arriendo.
“No tengo donde pagar arriendo, no puedo trabajar porque debo responder por la casa, ya que el papá de mis hijos sufrió una trombosis y el menor está estudiando”.
“Acá conseguí un lote en 700 mil. Estoy acá porque necesito, solo Dios lo sabe. Pagaba 300 mil pesos mensuales, pero no pude más. Debía arriendo de casi tres meses”, agregó la mujer.
Sus últimas noches han sido “espantosas” reconoce: su esposo en cama y su hijo, que cursa cuarto primaria, tratando que sus cuadernos no se pierdan en el lodo.
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“Sí nos da miedo vivir acá, porque cuando llueve esto es un infierno. Esta semana ha sido crítica. Pero aquí me quedo, para pagar arriendo no salgo más. Aquí no pago arriendo y le pido a Dios sabiduría y que nos cuide porque qué más hago. No tengo de otra”, puntualizó Yudi.
Ayuda de vecinos
Se estima que al igual que estas dos familias de Los Acacios, otras 45.000 viven en similares condiciones en Barrancabermeja.
Lo cierto es que el Municipio se muestra ‘maniatado’ sobre las acciones que puedan realizar en estas zonas.
“Pensamos en llevar ayudas humanitarias por tratarse de un asentamiento humano. Hay un talud muy pendiente y la recomendación es salir”, dijo Roberto Bernal, coordinador del Consejo Municipal de Riesgo.
Mientras tanto, son los vecinos los que hacen rifas y donaciones para ayudarles: “Recogimos $50.000 entre todos, pero eso les alcanza para muy poquito”, dijo Julis Beleño Quintero, de la Junta de Vivienda Los Acacios II.