Han pasado 30 meses desde que se registró uno de los desastres ambientales de mayor impacto en la región, como fue el suceso en el pozo Lisama 158, en Barrancabermeja, y hoy la vida en ese ecosistema es muy distinta a la imagen manchada de crudo que quedó en la retina de los colombianos.
Y es que en tiempo récord se activó un plan de recuperación de la zona en el que diversos actores contribuyeron a que el verde fuera nuevamente parte del paisaje.
El Instituto von Humboldt fue uno de ellos, que en alianza con Ecopetrol se puso a la tarea de lograr la plena restauración de los ecosistemas del área, donde cayeron alrededor de 550 barriles de crudo, que impactaron especialmente a las quebradas La Lizama y Caño Muerte.
Pues bien, esta semana se conoció que ese mismo instituto será el encargado de determinar las condiciones actuales del bosque ripario asociado a la quebrada Lizama y caño La Muerte, luego de un contrato suscrito con la estatal petrolera.
Según explicaron desde la compañía de petróleos, la idea es hacer una evaluación ecológica del área de influencia, para así poder comparar estos resultados con la evaluación realizada en 2018.
“Estos procesos de recuperación serán evaluados mediante un programa de monitoreo robusto, que permitirá conocer si las acciones tuvieron el efecto esperado”, dijo Francisco José Gómez, subdirector de Servicios Científicos y Proyectos Especiales del Instituto Humboldt.
Por su parte, Ecopetrol señaló a través de Jimena Contreras, líder ambiental de Lisama 158, que “es importante realizar esta alianza porque nos permite contar con expertos en el tema para revisar la efectividad de las acciones de recuperación que se han desarrollado desde hace dos años en ese sector y continuar aportando en el proceso de recuperación de la fauna, flora y suelos del sector de Lizama”.
