Hasta seis horas tardaron los recorridos para llevar comida y artículos de aseo.
En una misión milimétrica por el río Grande, cuatro héroes tuvieron la responsabilidad de llevar comida y artículos de aseo a los habitantes de los lugares más apartados del Distrito petrolero quienes quedaron desabastecidos tras la contingencia por el Covid-19.
Eran las 3:00 a. m. del pasado 30 de marzo y el muelle de Barrancabermeja se transformó en un centro de operaciones para llevar víveres a familias de las veredas El Turro, Aguas Negras, Billete Blanco, Nueva Venecia, La Unión, Santo Domingo y el centro poblado de San Rafael de Chucurí.
La operación, comandada por el director técnico de la Unidad Municipal Técnica Agropecuaria de Barrancabermeja, Umata, Cristian Ramírez y su colaboradora Belcy Janeth Becerra Buitrago, llevaba consigo 400 ayudas de la Alcaldía de Barrancabermeja, que fueron embarcadas en una canoa arenera y una motor canoa.
La cuota de experiencia al mando de una de las embarcaciones la puso don ‘Kike’, un capitán con más de 35 años navegando el Magdalena, quien tuvo la difícil tarea de llevar 350 de los 400 mercados en su canoa arenera. Antes de la contingencia del Coronavirus, esta misma barca llevaba a los estudiantes desde sus casas a borde de río hasta sus colegios.
La otra nave que acompañaba el recorrido llevaba 50 mercados y transportaba a los integrantes de la Umata y a su capitán, ‘El Cachaco’. Además tenía la misión de servir de escolta a la embarcación arenera para evitar que otra la impactara o que produjera olas y la llenara de agua al transitar a alta velocidad.
Los dos primeros destinos a los que llegó la comisión fueron dos veredas que hacen parte del corregimiento El Llanito, donde sus habitantes tuvieron que parar su actividad económica de siembra de yuca, plátano y ahuyama para acatar las medidas de aislamiento preventivo, pero que también les limitó su fuente de sustento.
Hacia las 3:30 a. m., aún en medio de la oscuridad, los líderes de Nueva Venecia esperaron a los cuatro valientes y con carretilla en mano, fueron entregando puerta a puerta 16 ayudas. Hacia las 5:00 a. m. sucedió lo propio en La Unión donde puerta a puerta se abastecieron a 27 familias más. Allí, las familias agradecidas sopesaron el cansancio de los viajeros con un tinto caliente y cargado.
Con los primeros rayos de sol, las embarcaciones partieron hacia el destino más alejado, el centro poblado de San Rafael de Chucurí. El recorrido, que habitualmente tarda cerca de dos horas y media, demoró casi seis.
Don ‘Kike’ tuvo que sacar a flote su experticia y navegar como en el ‘mar muerto’ para que su carga no sucumbiera ante la fuerza del agua y evitar que el alimento y los kits de aseo se fueran a la profundidad del Magdalena.
Cerca del mediodía y con cerca de 39 grados de temperatura, arenera y motor canoa desembarcaron en San Rafael en donde la logística estaba preparada por el presidente de la Junta de Acción Comunal, Juan Torres y policías que se unieron a la labor.
De mano en mano, navegantes, líderes y uniformados hicieron equipo para descargar cada paquete, ponerlo en carretillas y así llevarlo a las puertas de cerca de 357 hogares que se surtieron de alimentos como atunes, pastas, arroz, panela, fríjol, aceite, leche, lentejas y elementos como límpido, papel higiénico y jabones para la loza y la ropa.
Para el director técnico de la Umata, Cristian Ramírez, a cambio de la ayuda, “los ofrecimientos de café con leche y pan llegaron a montón y en una de las viviendas, a una señora se le aguaron los ojos de felicidad y además porque la instrucción de distanciamiento social le pudo a sus ganas de abrazarnos. Sin embargo, su sonrisa fue el mejor pago”.
Por su parte, Ramiro Suárez, uno de los beneficiados dijo que “aunque nuestras poblaciones estén tan distantes del sector urbano, encontramos en el alcalde Alfonso Eljach ese respaldo para mitigar esta difícil situación. A nombre de mi comunidad le doy mis más sinceros agradecimientos”.
A media tarde, la travesía de estos cuatro héroes finalizó con la entrega de 32 mercados en las veredas Aguas Negras y Billete Blanco, en donde sus embarcaciones regresaron a Barrancabermeja, ya no repletas de víveres, sino del agradecimiento de las personas y la satisfacción del deber cumplido.
