miércoles 15 de marzo de 2023 - 12:00 AM

Atacarán la cadena de los ‘robatapas’

El Alcalde de San Gil recordó el daño al municipio y a los usuarios con esta modalidad delictiva, por parte de los ladrones y de quienes les compran la mercancía.

El pasado fin de semana la Policía Nacional encontró en una chatarrería, legalmente constituida de San Gil, tres contadores de agua que habían sido hurtados en el municipio.

La acción despertó una vez más la polémica sobre la receptación que en algunas ocasiones estarían haciendo este tipo de negocios de elementos provenientes de viviendas o que son de propiedad pública.

El caso de los contadores corresponde a objetos que fueron extraídos por delincuentes de la carrera 7 con calle 12, aprovechando las obras de pavimentación que adelanta la administración municipal.

En 2021, un portón de un tanque de agua de Acuasan fue recuperado también en un centro de acopio, aunque en ese momento no se presentó ninguna sanción.

Hermes Ortiz Rodríguez, alcalde de San Gil, molesto por la situación, indicó que, ante la falta de colaboración de algunos empresarios, la Alcaldía procederá a entablar denuncias penales contra los propietarios de los negocios en donde sean encontrados elementos robados.

Se presume que en chatarrerías formales e informales terminan los cables de la infraestructura eléctrica, las tapas de alcantarilla y las partes de los contadores que son extraídos de forma ilegal.

Este fenómeno hizo que entre 2021 y 2022 escenarios como el mirador de La Cruz, la Villa Olímpica Ciro Alfonso ‘El Palomo’ Silva y la cancha del Colegio San José de Guanentá estuvieran durante varios meses sin luz. La del Guanentá aún lo está.

El mayor John Diego Ramírez Restrepo, comandante del Primer Distrito de Policía de San Gil, explicó que este es un fenómeno muy ligado a la existencia de chatarrerías informales que se han ido detectando en el centro del municipio.

El uniformado expresó que, en las chatarrerías formales, de las que en el municipio hay seis, se hacen controles y vigilancia constante de lo que compran y en situaciones recientes no se han encontrado cables u otros objetos dentro de ellas. “Ellos saben que hay objetos que no pueden comprar”, explicó.

Sobre los lugares de acopio informales o ilegales, que corresponden a casas en donde usan el patio o una habitación para reunir elementos, Ramírez dijo que estos se identifican por el apoyo de las personas que se dedican a la recolección de chatarra y reciclaje.

En San Gil, la crisis migratoria y las repercusiones económicas de la pandemia obligó a familias foráneas y residentes a dedicarse a la recolección de reciclaje, generando un aumento notorio en esta población.

Este hecho, sumado a la imposibilidad de censarlos y caracterizarlos, facilita que algunos habitantes de calle y delincuentes se camuflen entre ellos, lo que hace más difícil la identificación de los mismos.

Ramírez indicó que, como parte del compromiso ciudadano, a las personas se les pide no dejar reciclaje en vía pública, respetar los horarios establecidos por Acuasan para la recolección del mismo, si es posible dirigirse con el material a los sitios o lugares de acopio existentes e informar a la comunidad cuando vean personas con actitudes sospechosas.

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