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Guanentá
Viernes 02 de diciembre de 2022 - 12:00 PM

La ilegalidad atenta contra el comercio formal en San Gil

De acuerdo con la Policía Nacional, este año se han aprendido a más de 250 personas por microtráfico y la mayoría se encontraba en el sector de la carrera 11. A pesar de los controles programados, bandas delincuenciales se disputan el control.

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Jorge Ríos  / VANGUARDIA
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Por: Jorge Andrés Ríos Tangua / San Gil

Ver hombres a toda hora portando armas corto punzantes, en medio de robos, venta y consumo de drogas en las calles. Esto es lo que deben enfrentar los comerciantes formales de San Gil, ubicados en la carrera 11, entre calles 16 y 17.

Situaciones como las que se vivieron el martes en la tarde son cada vez más frecuentes: dos hombres que se movilizaban en una motocicleta, dispararon a los transeúntes en varias oportunidades en medio de los carros y sin mucha puntería.

Horas después se conoció que el atentado fue una especie de advertencia, porque los disparos se dieron con un arma traumática y obedecería a la continuidad de una riña que se dio días antes en el sector de la plaza de mercado. La Policía Nacional ya tendría identificados a los agresores.

Se habla de dos bandas que, según los relatos obtenidos por la redacción de Vanguardia, estarían integradas por colombianos y extranjeros, las cuales buscan el control de la zona.

Eso, como dijeron los comerciantes que pidieron reserva de su nombre por temor a represalias, “nunca había pasado en San Gil”.

Los problemas en la carrera 11 y este sector no son nuevos, ya que las ventas de drogas y los prostíbulos son una parte innegable de su historia. Solo en ese tramo entre las calles 16 y 17, existen cuatro negocios de este tipo, algunos abiertos durante todo el día.

Los fines de semana el descontrol es total y los comerciantes deben cerrar al terminar la mañana, porque los clientes prefieren no llegar ante el consumo de drogas, las trabajadoras sexuales y los borrachos que se toman las calles.

Una de las principales preocupaciones de los comerciantes formales es que de a poco siguen perdiendo clientes, así como van aumentando el número de bares nocturnos que funcionan todo el día.

Inés Durán Ayala, propietaria de uno de los negocios, dijo que hay un desmejoramiento en la percepción de seguridad y los clientes le manifiestan que les “da miedo pasar por esos lados”. Por ese motivo, “cambiar su negocio de lugar no es una idea que suele tan descabellada”.

José Alberto Bastilla Hernández, comentó que el problema es desde la calle 15 y la situación es cada vez peor. “Nosotros que manejamos negocios que vienen familias a hacer compras. Me gustaría que la administración municipal y los entes de control tomarán cartas en el asunto”, puntualizó.

A la mayor presencia policial, se exige desde la comunidad respuesta de la alcaldía al aumento de las casas de lenocinio en la zona céntrica de San Gil.

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