Desde el 21 de abril de este año, once amas de casa y trabajadoras de la tierra llegan cada miércoles hasta el predio ubicado en la vereda Santa Elena, para arreglar el terreno, hacer los huecos correspondientes y proceder a la siembra de 1.300 árboles nativos como: aros y guamos.
Un grupo de mujeres campesinas viene dando ejemplo en el desarrollo de proyectos rurales con un gran impacto ambiental. El último es la reforestación de la Finca La Cristalina, que es propiedad del municipio de Barichara y donde nace una quebrada que tiene el mismo nombre.
Desde el 21 de abril de este año, once amas de casa y trabajadoras de la tierra llegan cada miércoles hasta el predio ubicado en la vereda Santa Elena, para arreglar el terreno, hacer los huecos correspondientes y proceder a la siembra de 1.300 árboles nativos como: aros y guamos.
Hoy, a las 7:00 de la mañana, esperan iniciar con la siembra de 600 plántulas para las que ya adecuaron el terreno, eso lo harán durante medio día. En la tarde planificarán el trabajo del próximo miércoles, con todo el trabajo que eso requiere, contó Ayda Luz Angarita Buenahora, una mujer de 37 años, que hace parte de la Asociación de Mujeres Campesinas Mujer y Vida.
Madre de tres hijos, con esposo y una familia dedicada al cultivo de cítricos y café, ella es una de las once mujeres que participan en el proyecto. Aunque la asociación está integrada por más de 40 mujeres, solo participan en esta iniciativa las que viven en la vereda donde se desarrolla.
La apuesta de recuperación ambiental cuenta con una inversión de $50 millones por parte de la alcaldía local que se encarga de entregar insumos, abonos, químicos y acompañamiento profesional requerido. La asociación de mujeres aporta la mano de obra.
Yeni Buenahora Silva, ingeniera ambiental del proyecto e integrante de la agrupación campesina, explicó que el impacto de esta clase de apuestas se ve de forma lenta porque se debe esperar que los árboles alcancen una edad y así beneficien con sus procesos a los ecosistemas.
Sin embargo, desde el momento en que son plantados, empieza a presentarse una recuperación con toda la intervención conjunta. Durante los ocho meses, las mujeres construirán una cerca natural y se hará el mantenimientos de los otros árboles que ya están en las 3 hectáreas intervenidas.
Silva y Angarita dijeron que esta clase de trabajos deben hacerse en cada una de las fuentes hídricas de Barichara, como una de las principales opciones para combatir la tan acentuada escasez de agua que tiene el municipio. También se deben fortalecer proyectos de recolección de aguas lluvias y otros temas de protección ambiental, en el que la asociación lleva trabajando 23 años.
