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Región
Viernes 13 de mayo de 2016 - 12:00 PM

Ad portas del posconflicto, Santander da ejemplo con territorios de paz

La Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare ATCC, cumplió 29 años de creación, con un firme objetivo: hacer resistencia sin violencia ante los grupos al margen de la ley.

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Ad portas del posconflicto, Santander da ejemplo con territorios de paz (Foto: Jazmín Rodríguez / VANGUARDIA LIBERAL)
Ad portas del posconflicto, Santander da ejemplo con territorios de paz (Foto: Jazmín Rodríguez / VANGUARDIA LIBERAL)

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Ad portas del posconflicto, Santander da ejemplo con territorios de paz (Foto: Jazmín Rodríguez / VANGUARDIA LIBERAL)

Exigir su derecho al territorio, fue solo una de las razones que impulsó a la ATCC a hacer resistencia ante los grupos armados ilegales, y cuya experiencia fue reconocida en 1990 con el “Right Livelihood Award” en Estocolmo, considerado como el premio Nobel Alternativo de Paz, al demostrar que para construir la paz no es necesario empuñar las armas.

Hoy, 29 años después, quienes conforman la ATCC recuerdan esos hechos de violencia que los marcó con una huella indeleble, pero que les ayudó a explorar en otros caminos diferentes a las armas.

“Nosotros hemos perdonado, avanzamos, no dejamos todo tirado, tampoco cogimos los fusiles y dijimos vamos a avanzar. Decidimos que tenemos que seguir adelante con el proyecto. En la actualidad convivimos y hablamos con personas que fueron nuestros agresores y hoy estamos dispuestos también a apoyar los procesos de nuestros agresores en el marco de su desmovilización”, afirma Isabel Cristina Serna, representante Legal de la ATCC.

Para la ATTC perdonar y construir paz se convirtió en un estilo de vida, conscientes que la guerra no era la salida.

“Si no hay perdón y reconciliación no podemos construir. Cuando nosotros hicimos los acuerdos con las Farc, uno de ellos fue “ustedes se quedan en el territorio”, pero son las condiciones de la comunidad y ellos poco a poco se fueron desarmando y desmovilizando (…). Si nos hubiésemos puesto en la tónica de pelear, de decirles “ustedes se van de la región”, no hubiésemos logrado nada. Hoy no existe el frente 11 y 23 de las Farc. Además, quienes fueron de las Autodefensas nos ven con respeto, y como un referente de la región”, cuenta Isabel Cristina.

La ATCC es un área de influencia con 36 veredas, sectores poblados, que pertenecen a las partes de bajas de Bolívar, Peñón, Sucre, Landázuri, Cimitarra y La Belleza. Son alrededor de 10 mil personas que hacen parte de la que catalogada ‘región del Carare’. Este territorio fue marcado por la violencia de los frentes 11 y 23 de las Farc, en el año 87, y paramilitares.

Lea también: ‘Sin perdón no hay reconciliación y no construimos paz”: ATCC

Sin embargo, la paz no puede quedarse solo en un acuerdo. Luis Armando Serna, quien fue Presidente de la ATCC, asegura que para ellos el proceso ha tenido recaídas porque no hay acompañamiento en políticas públicas.

“La paz sin la superación de necesidades básicas y generación de oportunidades es muy difícil concretarla y esa paz se debilita en el tiempo. El gobierno durante todos estos años a la organización la olvidó y hasta ahora es que estamos recibiendo apoyo (…). No es que la pobreza sea sinónimo de violencia, pero la violencia sí es sinónimo de pobreza. Con violencia se genera pobreza porque desarraiga y trunca proyectos”, precisó Luis Armando Serna.

Este miembro de la ATCC contó que durante quince años en la región del Carare los actores armados no asesinaron a nadie, pero la pobreza en aumento y luego llegaron los cultivos ilícitos. “La gente se agregó a esos cultivos y con ellos recae el proceso, entonces eso nos demuestra que la paz debe llevar de la mano un desarrollo sostenible”, afirmó.

Pese a ello, la comunidad de la ATCC asegura que la historia y cada hecho de violencia les ha enseñado que el mejor camino para construir la paz siempre serán los acuerdos y los diálogos.

“Quien diga que no, siempre tendrá intereses en la guerra. La paz tiene que negociarse desde la Noviolencia, porque la violencia genera más violencia. Tanto la historia como el presente nos dicen que el camino son los acuerdos, y ese es también el camino más difícil porque construir lo que vale la pena es lo más difícil”.

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A los procesos de paz hay que creerles y sino l e creemos es decir que la única salida es la guerra.

Hay seres que reusaran a perdonar y querrán armarse, pero ya no serán guerrillas ni paramilitares tan organizados y tan fuertes como las que tuvo el país. Tendremos delincuencia común pero lo que no podemos a volver a repetir es la historia.

Luis Armando asegura que son conciertes de que los acuerdos implican que se tenga que ceder, “por eso el tema de la justicia transicional y por eso se entiende la desconfianza”.

¿Qué es la No-violencia?

La palabra No-violencia es un estilo de vida que rechaza el uso de esta para la resolución de conflictos, principalmente en aras de acabar con la denominada violencia estructural. Viene de la ideología de Gandhi, y promueve principios como la resistencia activa sin violencia en contra de la injusticia y el mal, buscar con entendimiento resultados como la reconciliación.

La No-violencia busca derrotar a la injusticia y no a las personas, reconoce que los que hacen el mal también son víctimas y no malas personas. Sostiene además que el sufrimiento puede educar y transformar, y por lo tanto lo acepta sin rencor.

Este estilo de vida elige el amor en lugar del odio, resiste la violencia al espíritu y al cuerpo y cree que el universo está a favor de la justicia, por eso incita a la resistencia de manera no violenta.

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Publicado por JAZMÍN RODRÍGUEZ

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