La última obra de Castro Caycedo muestra cómo el conflicto colombiano es consecuencia de los vicios de otros, que permearon las esferas de nuestra comunidad.
Germán Castro Caycedo, prolífico escritor, probablemente el mejor periodista investigativo que actualmente hay en el país, es uno de los autores colombianos que más éxitos de ventas ha acumulado en las librerías a lo largo de los últimos 30 años.
Hace años, Castro Caycedo celebró con Planeta un contrato para publicar sus libros y a hoy, tal editorial ha lanzado al público más de 15 de ellos, que han sido exitosos en ventas; hace varios años, en desarrollo de dicho convenio, el escritor les remitió el manuscrito original de “Nuestra Guerra Ajena”, pero las directivas de la editorial se negaron a publicarlo, por considerar que era explosivo y podía generar incomodidades. Ahora Planeta cambió de parecer y salió al mercado éste que es uno de los libros más agudos escritos por su autor.
Germán Castro ha sacado a la luz numerosos e interesantes libros de periodismo investigativo. Entre ellos se destacan ‘La Bruja’, ‘El Karina’, ‘El Hueco’, ‘El Alcaraván’, ‘Mi Alma se la dejo al Diablo’, ‘Perdidos en el Amazonas’, ‘La muerte de Giacomo Turra’, ‘Objetivo 4’, ‘Hágase tu Voluntad’, ‘Que la Muerte Espere’, ‘Con las manos en Alto’ y ‘En secreto’. En las vitrinas de las librerías ya está ‘Nuestra Guerra Ajena’, tal vez el más comprometido y crítico de tan popular escritor.
Nuestra guerra ajena y el narcotráfico
En él, Castro Caycedo investiga y denuncia los inicios y las causas reales del surgimiento y clímax del narcotráfico en Colombia y cómo el país desde los años sesenta del siglo XX está sumergido en un laberinto inescrutable, ajeno a nuestra historia, al que caímos por vicios de otros, que ha permeado y afectado a todas las esferas de nuestra comunidad.
Así, nuestra desgracia tiene origen en una guerra ajena, de la que no fuimos parte y terminamos siendo sus víctimas; durante más de 40 años el mundo nos ha enrostrado un mal que no brotó por nuestra propia iniciativa. “Nuestra Guerra Ajena” analiza aspectos que no deben ser olvidados al debatir las rutas de salida a nuestros problemas.
El lector de “Nuestra Guerra Ajena” se adentrará en esa época en que el comercio de alucinógenos comenzó, cuando los traficantes estadounidenses llegaban a nuestra Costa Norte en aviones Douglas DC 3 y DC 4, trasbordaban yerba, se abastecían de combustible y volaban rumbo a América del Norte, o bien, si los aviones fallaban mecánicamente, los dejaban abandonados en pistas de fumigación, en aeropuertos o en el desierto guajiro.
Con la yerba y la cocaína que pronto complementó las cargas, saciaban las necesidades de adicción de los veteranos de la guerra de Vietnam, estrellas del celuloide y universitarios, mientras cada vez más agricultores colombianos dejaron de sembrar el azaroso algodón, el improductivo maíz, para embolsillarse billetes verdes y, paralelamente, los contrabandistas mutaron en mercaderes de marihuana y cocaína, obtuvieron ríos de dinero, formaron carteles de la droga, sacaron del negocio a los gringos, surgió la ostentación, la egolatría, el derroche, los actos de terror, la corrupción y la loca espiral de sangre de la que no hemos salido, mientras el mundo sigue dando vueltas y hoy el más grande productor de marihuana es Estados Unidos.
Castro Caycedo desnuda el origen de los paramilitares, mercenarios locales, qué sector social y económico los financió y cómo su aparición cambió la fisonomía del conflicto interno que se vivía, mientras perfeccionaban sus tácticas de combate irregular, adiestrados por instructores extranjeros.
Colombia y la estrategia de guerra actual
El libro analiza cómo Colombia fue afectada con las tácticas y estrategias geopolíticas impulsadas una vez terminó la Guerra Fría y cómo lo que ha ocurrido en los últimos años hunde sus raíces en las “operaciones militares de baja densidad”, guerras privatizadas que han sido llevadas a cabo a través de empresas militares privadas o “corporaciones militares” y mercenarios, a los que llaman “contratistas”, quienes actúan en el país que sea, llámese Colombia o Iraq. Con esa filosofía, en el año 2000, el Pentágono y la Secretaría de Estado implantaron la Ofensiva del Sur, o Estrategia Andina, que aquí llamaron Plan Colombia, que con el pretexto de luchar contra el narcotráfico se implantó, pero cuyo propósito de fondo es controlar a Colombia y a los países amazónicos que tienen gran riqueza de agua dulce.
El libro de Castro Caycedo es interesante, su lectura es amena y el autor, página tras página, destapa aquellos viejos baúles empolvados que esconden lo que realmente ha sucedido en Colombia entre 1965 y hoy, esos que nos habían prohibido abrir para que no debatiéramos sobre el fondo de los asuntos.
América del Sur y su riqueza acuífera
Nuestra Guerra Ajena escudriña otro tema de suma importancia: la escasez de agua dulce en el mundo y la riqueza acuífera de América Latina, que hace que este asunto sea de más interés estratégico, incluso, que el petróleo. Por ella serán las guerras del futuro y será el talón de Aquiles de Estados Unidos. pues el 40% de sus ríos están contaminados y más de la mitad de su población depende del agua subterránea, la que en buena medida se está afectando por el uso de la técnica fracking para explotar hidrocarburos. En cambio, en América del Sur, el agua abunda en el Amazonas, en el acuífero Guaraní, en la Patagonia y en la lista de regiones por dominar. Para solucionar sus necesidades domésticas, el Pentágono tiene apuntada su vista a tales lugares.
Editorial Planeta afortunadamente publicó el libro y nos permite entender el triste papel que ha jugado nuestro país en la actual geopolítica mundial, mientras nosotros, ilusos, creemos que la realidad es distinta.
