El río Fonce
El río Fonce nace de los ríos Táquiza y Pienta. Su cuenca tiene una extensión de 239.032 hectáreas y desemboca en el río Suárez. Su lecho es excelente escenario para la recreación y el turismo, siendo muy promovido a nivel nacional, pero sufre un deterioro acelerado por el mal manejo que la comunidad le está dando y por el desarrollo no tecnificado de actividades económicas en su entorno.
A su caudal cae gran cantidad de aguas contaminadas que afectan la calidad y cantidad del agua. A él, 10 municipios descargan sus aguas residuales, volviéndolo la segunda corriente de agua más afectada en Santander por el vertimiento de residuos de alcantarillado.
Las aguas del río están contaminadas por la deforestación, el manejo inapropiado de los recursos naturales, los fungicidas agrícolas, el vertimiento de materias sólidas y líquidas de tipo doméstico, comercial e industrial que contienen sustancias tóxicas, corrosivas, patógenas, abrasivas y mutagénicas, que generan problemas ambientales, de salubridad pública y malos olores.
El río es la principal atracción turística de San Gil y de los municipios de la provincia guanentina, siendo hoy, probablemente, el principal renglón de la economía de la región. Por ello debe la comunidad tomar conciencia de que hay que mejorar el estado de tal cuerpo de agua y de las corrientes hídricas de su cuenca que son los ríos Curití, Mogoticos, Táquiza, Ture y Pienta, cumplir con la normatividad, desarrollar estrategias que permitan mantener un equilibrio entre el aprovechamiento socio-económico y la conservación de los recursos físico-bióticos para que allí haya un desarrollo sostenible de los recursos hídricos.
Además, Encino, Coromoro, Charalá, Ocamonte, Páramo, Valle de San José, San Gil, Curití, Pinchote y Mogotes, deben construir plantas de tratamiento que eliminen los contaminantes de las aguas residuales y ejercer estricto control en las cercanías al río en materia de expedición de licencias de construcción.
Para completar, se debe actualizar el plan de ordenación y manejo de la cuenca del río, hacer monitoreos periódicos del caudal para verificar sus condiciones y establecer a lo largo de su curso una red de seguimiento en cuanto a contaminación.
En Europa muchos ríos se han salvado por la labor conjunta de la comunidad y las autoridades. Ojala lo mismo ocurra entre nosotros.