Ana y Verónica luchan porque se les reconozca el derecho a adoptar como pareja
Al otro lado de la línea se alcanzan a escuchan las voces de los pequeños R. y A. Acaban de llegar del pediatra con su mamá, Ana Elisa Leiderman, quien con su acento paisa, firme y marcado, les dice que se organicen en sus actividades.
Tras impartir algunas instrucciones, esta mujer que durante años permaneció en el completo anonimato con su pareja, Verónica Botero, y que hoy es reconocida en el mundo por poner sobre la mesa un tema que les resulta “espinoso” a muchos sectores de la sociedad colombiana, inicia el relato sobre su lucha para que se acepte la adopción homoparental o de parejas del mismo sexo.
“No ha pasado nada. Nuestro proceso lo tuvo el magistrado Juan Carlos Henao Pérez en la Corte Constitucional. Tras su partida a la rectoría de la Universidad Externado de Colombia, se quedó en el despacho de una magistrada auxiliar. Sabemos que estos funcionarios también puede votar y decidir, pero todavía no la han presentado. Es una ‘papa caliente’”.
El tema la altera, la inquieta y la encoleriza, pues desde que se dio a conocer su caso en los estrados judiciales de Antioquia, ha sido una batalla difícil de lidiar, especialmente, según Ana, por la postura intransigente de funcionarios del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Icbf, a donde llegó hace tres años en compañía de Verónica, con el deseo de legitimar la adopción de su hija mayor, y su postulación fue rechazada.
Ana recuerda que les dijeron que no podían adelantar el trámite, porque no cumplían con el tiempo necesario para legitimar la unión marital y porque su unión no era considerada una familia. Todo quedó escrito en una carta sin fecha.
Una jueza de Río Negro, Antioquia, le ordenó al Icbf continuar con el proceso de adopción, tras una tutela interpuesta por las mujeres, pero la institución apeló la decisión ante el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Antioquia. Este también falló a favor de la pareja; sin embargo, el Icbf desacató la orden.
Al llegar la tutela a revisión a la Corte Constitucional, se suspendieron los efectos jurídicos de las decisiones de los jueces. Es decir, este tribunal de cierre es el que tiene la última palabra en este caso.
“No necesitamos de nadie para ser familia, nadie puede impedirlo”, dice Ana, pero hay cosas que no dan espera y que una familia debe resolver. “Necesitamos adelantar el trámite para proteger a nuestros hijos. Si Verónica muere, los niños no heredarían. Si llegamos a separarnos y digo que me quiero ir de Colombia con los niños, ella no puede hacer nada. Es por esto y por otras razones más que se necesita un papel para legalizar las cosas”, añade Ana.
“No pedimos privilegios”
La historia de amor de estas dos mujeres comenzó hace nueve años, a pesar de que se conocían desde el colegio. Para 2004, siendo Ana una ingeniera textil y Verónica una ingeniera civil, la vida las puso en el mismo lugar. Alemania fue el punto de encuentro, el lugar que no solo les dio la posibilidad de planear una vida en familia, sino el que les permitió firmar una unión civil y pensar en los hijos.
Ana siempre quiso tener hijos. Verónica en cambio pensaba en temas como la sobrepoblación, el calentamiento global. Ser madre no era su prioridad. Contemplaron la adopción, pero sabían que esto era complicado. Entonces decidieron que Ana se inseminaría.
A la vida de estas mujeres llegó una niña –que hoy tiene cinco años– y la oportunidad de regresar a Colombia, donde Ana volvió a tener otro bebé. El niño ya tiene tres años.
La realidad de Ana podría ser la de muchas mujeres cabeza de hogar en Colombia, que ante la ausencia de un compañero o de un padre para sus hijos, han tenido que asumir de manera individual las implicaciones de sacarlos adelante. No obstante, la realidad de Ana es otra. Ella cuenta con una pareja con la cual comparte los esfuerzos para edificar una familia, aunque el ordenamiento jurídico colombiano se muestre ajeno a sus circunstancias y desconozca su realidad.
“Verónica es profesora de la Universidad Nacional. Si hubiera adoptado a los niños ellos podrían estudiar gratis, les cubriría su seguridad social y tendrían otros beneficios, pero no es así. Yo soy la que les pago la salud. Si me llegara a quedar sin trabajo, ellos también quedarían desprotegidos, porque legalmente ella no es su mamá. Esto es injusto. Queremos asumir nuestras responsabilidades y el cuidado de nuestros niños”, afirma Ana.
Una vida normal
Ana asegura que ni ella ni mucho menos Verónica han sido cuestionadas por la sociedad. Sin embargo, tarde o temprano llegan preguntas a las que se les debe dar respuesta. Y fue la pequeña R. la primera en poner el tema: “¿Por qué tenemos dos mamás?”.
Para dar respuesta, las mujeres buscaron el apoyo en parejas homosexuales que atraviesan su misma situación. “Le explicamos que así como existen familias donde está la mamá y el papá, también existen las que tienen dos mamás o dos papás, las que solo conforma una mamá o papá, las que están a cargo de los tíos o los abuelos. Les decimos que somos una familia especial y nos queremos mucho”, dice Ana.
Para esta mujer, ya es hora de que el país piense distinto sobre temas como la adopción y el matrimonio entre personas del mismo sexo, que también les preocupa. “Si quieren buscarle problemas a alguien, porqué no lo hacen con los miles de padres irresponsables de este país. Hoy en Colombia es más común que haya una mamá sola criando, pasando necesidades, hasta el punto de abandonarlos”, añade la madre de R. y A.
Y añade que muchas parejas de homosexuales han podido adoptar en Colombia y el Icbf sabe de esto. Sin embargo, todo depende del “marrano”, del tipo de funcionario que les asignen al futuro adoptante y de qué tanto los amedrantan sus superiores.
“En nuestro caso, el Centro Zonal de Guarne tenía línea directa con la Procuraduría. El Ministerio Público mandaba las citaciones y hasta los borradores de lo que los funcionarios tenían que escribir. Este es un Estado de derecho no el país del sagrado corazón. Lo invitamos a que se una a nosotros en la vida moderna y que salga del oscurantismo”, expresa Ana.
Solo les resta esperar. Ana asegura que así la Corte tome una decisión a favor o en contra de su caso, ellas no se van a separar y mucho menos van a dejar en manos del Icbf a sus hijos.
“La Corte ya dijo que somos familia, que no hay impedimento para adoptar. Con esas cosas se cayeron las objeciones del Icbf”, concluye esta madre.
Corte Constitucional vs. Congreso
La Corte Constitucional, en la sentencia C-577 de 2011, determinó que las parejas conformadas por personas del mismo sexo son una familia. Para ello, argumentó que el concepto de familia “no incluye tan solo la comunidad natural compuesta por padres, hermanos y parientes cercanos y no puede ser entendido de manera aislada, sino en concordancia con el principio de pluralismo”.
El fallo de la Corte también estipuló que el Congreso de la República debía legislar y reglamentar el matrimonio igualitario, para lo cual dio como plazo máximo el pasado 20 de junio. Fue entonces cuando el senador Armando Benedetti presentó un proyecto de ley para facultar a los homosexuales a contraer matrimonio, pero fue todo un fracaso, Los congresistas no avalaron esta unión, dejando, según expertos, un vacío jurídico, debido a que la Corte no emitió un pronunciamiento de fondo y el legislador no legisló.
Contradicciones jurídicas
En Colombia, organizaciones como Colombia Diversa, la Casa de la Mujer y Women’s Link Worldwid han señalado dos casos en los que se evidencia una abierta contradicción del ordenamiento jurídico sobre temas como éste.
El primero, resulta del hecho de que ya la jurisprudencia constitucional ha establecido que las parejas del mismo sexo son familia, lo cual no obedece a un capricho de la Corte Constitucional, sino a una interpretación sociológica de la Constitución Política, que normas de inferior jerarquía como el Código de Infancia y Adolescencia (Ley 1098 de 2006) siguen desconociendo.
El segundo, es el caso de que la homosexualidad no es causal de pérdida de la patria potestad, pero si es un impedimento para adoptar. En este orden de ideas, la persona puede ser homosexual y está jurídicamente reconocida para ser padre, solo si su hijo es biológico.