Bucaramanga
El drama de indígenas venezolanos que llegan a Bucaramanga desplazados por el hambre
El viaje de 17 horas arrancó el pasado lunes a la 1:00 p.m. desde el municipio de Machiques de Perijá, en el estado Zulia, Venezuela y terminó este martes, a las 6:00 a.m. en el parque de Los Niños, en Bucaramanga.
Allí desembarcaron de un bus de la empresa Cotranal dos hombres, tres mujeres y dos niños de la tribu Yukpa, nativa de los valles de la vertiente venezolana de la Sierra de Perijá, en la costa occidental del Lago de Maracaibo.
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Los cuatro costales, donde guardaban sus pertenecías, los descargaron en la esquina de la carrera 27 con calle 32, donde entre el pasto y el cemento improvisaron un lugar para descansar del agotador viaje.
“Allá en Machiques no hay comida. No se consigue aceite, azúcar, arroz, no hay nada. Entonces resolvimos venirnos para acá. No nos quedamos en Cúcuta porque allá también hay escasez y la Policía nos saca”, dijo a Vanguardia.com una de las mujeres de la tribu Yukpa.
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A Bucaramanga llegaron un adulto de 70 años, un joven de 19, una adolescente de 14, una joven de 18, una mujer de 35 y dos niños de 1 y 9 años, todos miembros de la tribu Yukpa.
“Nosotros somos artesanos, elaboraos sombreros, materos, entre otras artesanías. Pensamos venderlas y con el dinero pagar la alimentación, el hospedaje en un hotel del Centro y ahorrar para comprar alimentos”, explicó una de las mujeres.
Mientras el adulto mayor y el joven se fueron a tratar de vender los sombreros y artesanías, las mujeres y los niños se quedaron en la esquina del parque, hasta donde de apoco empezó a llegar la espontánea y generosa ayuda de los transeúntes.
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En tan solo 30 minutos, recibieron billetes, monedas, comida, ropa, por parte de los ciudadanos que se compadecieron con la familia indígena.
“La gente nos ha ayudado. Llegamos acá sin nada, ni ropa tenemos. Hemos viajado 17 horas y cualquier ayuda será bien recibida, porque tenemos un bebé de un año y un niño de 9”, agregó la mujer.
Recolectar dinero para pagar la noche en un hotel para siete personas no da espera, por lo que mientras los dos hombres ofrecen las artesanías que elaboran, una de las mujeres se ubica en el semáforo, donde con un bebé en sus brazos apela a la caridad de los conductores que circulan por la 27.
“Esperamos recibir alguna ayuda de la Alcaldía. Sabemos que acá hay varios indígenas de nuestra tribu que al igual que nosotros están acá buscando oportunidades. Pensamos quedarnos en un hotel del centro, donde son económicos y veremos cómo nos va”, agregó la mujer.
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El drama de esta familia indígena retratado este martes en la carrera 27 con calle 32, evidencia una vez más la crisis de Venezuela y el éxodo de sus ciudadanos a la capital santandereana, donde se estima hay cerca de 50 mil venezolanos.
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Según Migración Colombia, desde 2013 han ingresado por los siete puestos fronterizos 1’524.656 venezolanos y se ha registrado la salida de 1’377.958 ciudadanos de ese país (datos con corte a 30 de junio de 2017).
Desde el 9 de agosto, la Alcaldía de Bucaramanga creó la Oficina de Atención al Venezolano. A esta dependencia han acudido cerca de 3.000 ciudadanos del vecino país para resolver sus dudas acerca de sus pasaportes o permisos migratorios, según datos de la Alcaldía de Bucaramanga.