Diez conductas que los hombres creen 'inocentes', pero son acoso sexual
Pero de “Harvey Weinsteins” está llena la cotidianidad en empresas, escuelas, universidades, centros médicos, política, entidades públicas y privadas y más. Para ser justos también hay que mencionar que los hombres también son objeto de acoso, en especial en entornos donde la marginalidad, las doctrinas de silencio y poder, y las desigualdades económicas son muy visibles. Aquí, alertas a considerar.
1. Condicionar una contratación laboral a cambio de salidas, citas o actos sexuales.
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2. En el ámbito laboral, convocar supuestas reuniones de trabajo en lugares íntimos, como la habitación de un hotel a solas, o la casa del jefe en la que no hay nadie más; o citar a reuniones en horarios, lugares o situaciones extra laborales, solo como excusa para sugerir o forzar la intimidad sexual o romántica.
3. El toqueteo. Tocar o acariciar áreas del cuerpo de una persona con quien no se tiene una relación consentida, como las piernas, el abdomen, la baja espalda, o en general retener las manos, el rostro, el cuello o cualquier caricia que sobrepase los límites de la esfera personal, es indebido.
4. La forma de vestir de una mujer no extiende al hombre una invitación para tocarla o lanzar comentarios de calibre sexual. Una minifalda, un escote, NO son una claudicación, y menos en el entorno profesional.
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5. La cultura latina nos ha deformado para pensar que una mujer sociable, alegre, muy amable o sonriente está enviando un mensaje al hombre: “Ven, estoy disponible” o “quiero acostarme contigo”. Muchas situaciones de acoso sexual podrían evitarse si se entiende que la sociabilidad de una mujer no implica su aceptación, implícita ni explícita, para ser abordada con propósitos sexuales. Alegre y de vida alegre NO son sinónimos.
6. Tomar represalias por un rechazo sexual, es indebido. Si una mujer no aceptó las insinuaciones o propuestas de un hombre, ella no debe ser por esto objeto de violencia, agresión verbal o psicológica, maltrato o consecuencias empresariales como sobrecarga de trabajo, degradación de empleo, burla o humillación.
7. Hacer propuestas económicas, a cambio de sexo, a alguien con quien no se tiene una relación. Por ejemplo, ofrecer invitaciones a viajes, joyas y otros regalos caros o salidas costosas, a cambio de favores sexuales, es una forma de “comprar” al otro. La sola oferta es indebida.
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8. El acoso sexual también puede ser verbal, de muy diversas formas. Burlarse de la vestimenta ‘sexy’ de alguien haciéndolo sentir abochornado en el grupo, comentarios lascivos sobre el cuerpo o los atributos físicos del otro en público, sobre todo si es contra una mujer y con esto se le está restando peso a su autoridad profesional. También las insinuaciones eróticas veladas o directas que impliquen rebasar lo laboral, el uso de expresiones soeces y piropos sexuales.
9. Usar indebidamente toda posición de poder, médico-paciente, profesor-alumno, jefe-empleado, reclutador-aspirante, entrenador-deportista, etc., para imponer ‘transacciones’ de tipo sexual con la persona que se encuentra en posición de debilidad. Deje de creer que un cargo de servicio, como el de mesero, asistente, barman, secretaria, etc., por su condición de vulnerabilidad económica, puede ser presa fácil para forzar acercamientos sexuales.
10. ¿Ha sido usted cómplice de acoso sexual? En la mentalidad machista está bien que los hombres del grupo respalden el acoso sexual y lo consideren motivo de burla, de risa y de “colegaje” masculino.
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