Los leones que dejaron una lección de respeto
El trasegar de una manada de leones, cuyo destino fue alterado hace 10 años, luego de que el propietario del Circo África los comprara para recorrer la geografía nacional y “divertir” a grandes y pequeños, llevando su espectáculo a comunidades donde el arribo de una carpa rodante con estos animales aún es novedad, parece haber llegado a su fin.
Los nueve protagonistas de esta historia han vivido una realidad muy distinta a la que dicta su naturaleza, al haber caído en manos de estos cirqueros. Luego de utilizarlos por años y ganar dinero con su exhibición, de quitarles las garras y no alimentarlos correctamente, finalmente fueron entregados a la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga, Cdmb, en el barrio La Castellana de Piedecuesta. Según expresó el empresario circense, no quería ser sancionado por seguir presentando espectáculos con los felinos, ya que como lo establece la Ley 1638 de 2013 se “prohíbe el uso de animales silvestres, ya sean nativos o exóticos, en circos fijos e itinerantes”.
Fueron dos semanas en las que la suerte del ‘Rey de la selva’ se enredó entre incisos y parágrafos, disputas entre instituciones que tiene que ver con el tema ambiental y de conservación de especies, de escándalos protagonizados por algunos defensores de animales y de cientos de curiosos que querían para el recuerdo una foto con los melenudos enjaulados. Incluso, se especuló que los animales habían muerto de inanición, tras su llegada al Centro de Atención, Valoración y Rescate de Fauna de la Cdmb, a pesar de que permanecían bajo custodia de un grupo de veterinarios y de William Alberto Luque, quien los entrenaba y cuidaba en el Circo África.
Poco se sabía en realidad del nuevo rumbo de esta familia felina. Se hablaba de llevarlos a la ‘pequeña África’, la Hacienda Nápoles que un día fue propiedad de Pablo Escobar. También se dijo que la Fundación Pantera podría buscarles un hogar.
La historia de Simba, Bumba, Bolillo, Zeus, Isis, Asis, Barbie, Shakira y Junior no es distinta a muchas otras difundidas en medios de comunicación y redes sociales en las que se habla del maltrato y abandono de toda clase de especies. Es claro que tampoco termina con el traslado a un zoológico, santuario o parque natural, y menos con su liberación.
No basta con las leyes
La legislación colombiana es clara al afirmar que los animales silvestres no deben estar en espectáculos, no pueden traficarse y otras especies, como los primates de la Amazonía colombiana, no deben utilizarse para experimentar vacunas. No obstante, cada día son más frecuentes las denuncias sobre el maltrato animal.
El drama de miles de animales maltratados en el país, según expertos consultados por Vanguardia Liberal, no se supera con una simple norma. ¿Dónde están la educación, los proyectos sociales y el cambio de mentalidad del colombiano frente a esto?
En países como Alemania, España, Bolivia, Perú y Estados Unidos se habla del Derecho Animal, que establece que “la humanidad no tiene derecho a utilizar a ningún animal para ningún fin”, además, promueve la protección en zonas de reserva y regresarlos a su hábitat natural, después de haber sido domesticados. Entonces, lejos de posturas filosóficas y jurídicas, ¿está preparada la sociedad colombiana para garantizar los derechos de una especie distinta a la humana?
Para Alejandro Sotomonte, director de la Fundación Amiga de los Animales y de la Naturaleza de Bucaramanga, Fanat, la salida de los leones del circo puso en evidencia no solo el maltrato de los animales, sino la falta de personal y de un lugar especializado para atender a diversas especies en la ciudad, de acuerdo con lo que contempla la ley.
Según comenta, la sociedad no está preparada para hacer valer y respetar los derechos de los animales y menos de especies exóticas como los leones, que no crecen en los bosques o las selvas de Colombia. “Las leyes poco a poco aclaran el camino en materia de derechos de los animales, pero se necesitan acciones para materializar las leyes. Ni las autoridades locales ni las encargadas del tema ambiental y menos las asociaciones protectoras de animales sabemos cómo sortear una situación de este tipo. Todo el tiempo hablamos de perros y gatos, pero si un día rescatamos un caballo, por ejemplo, ¿qué hacemos con él?”, argumenta Sotomonte.
Para el director de Fanat, se debe trabajar desde la tenencia de mascotas hasta la conservación de todas las especies. “No es posible que alguien se encariñe con un animal y luego lo abandone en las calles, porque ya no le gusta. A los animales se les debe garantizar la comida, la bebida, el techo, el afecto y la salud. Esto es lo mínimo”, añade Sotomonte.
Windel Dueñas, de la Fundación Animales Vida Digna de Bucaramanga, asegura que el problema del maltrato animal se origina desde los hogares, pues las personas que crían mascotas no son conscientes de su tenencia. “Hemos conocido casos de gente que cuando se cambia de casa deja a los animales amarrados en los patios. Nunca regresan por ellos. Necesitamos leyes más duras y sanciones. De lo contrario es difícil que se cambie la mirada frente a los animales”, comenta Dueñas.
El abogado de la Universidad Externado de Colombia, Juan Trujillo Cabrera, quien ha investigado sobre la protección legal que tienen los animales en el país, comenta que desde 1978 fue aprobada la Declaración Universal de los Derechos de los Animales, por la Unesco y la Organización de las Naciones Unidas, por la que se rigen varios países del mundo como Alemania, la cual incluye en su Constitución los “derechos de los animales”.
Cabrera concluye en uno de sus artículos que “en el marco legal colombiano, existen disposiciones que regulan la defensa de los animales frente a tratos crueles”, pero esta legislación “ha sido poco aplicada en el país y debe ser socializada y actualizadas. Además, señala que Colombia es uno de los países con un alto número de denuncias por maltrato animal, que no solo evidencian el uso de esta especie en diversos espectáculos, sino la “falta de políticas gubernamentales tendientes a la preservación de especies que se encuentran en vía de extinción”.
Posibles soluciones
Finalmente, la organización Animal Defenders International, ADI, se encargará del traslado de los leones que fueron propiedad del Circo África a Los Angeles, EEUU. ADI asegura que mientras se adelantan los trámites de traslado, los felinos deben permanecer bajo custodia de la Cdmb. Aún no se ha definido la fecha definitiva del traslado.
Juan Sebastián Mejía Gómez, médico veterinario y zootecnista del Centro de Rescate de la Cdmb, y quien vigila a los leones, asegura que esta experiencia dejó varias reflexiones, pues no siempre se trabaja con mamíferos de gran tamaño. “No se puede desconocer que existen protocolos para el manejo de estas especies y que debemos trabajar más en materia de seguridad. Considero que se logró el objetivo de estabilizarlos y alimentarlos. No todos los días se está cerca de tantos leones”, expresa Mejía. Más allá de los cuidados, Alejandro Sotomonte y Wilden Dueñas aseguran que se debe trabajar en campañas sobre protección y cuidado de especies, pues esa allí donde más se reporta el maltrato.
EL CUIDADOR DE LOS LEONES
William Alberto Luque, 30 años, trabajaba desde hacía cinco años con la manada de leones del Circo África. Según contó, sus labores en el circo comenzaron en el montaje técnico de la carpa, pero allí conoció a los domadores que lo guiaron en el proceso con los animales.
Este inspector en seguridad industrial asegura que hay que tener vocación y amor por los animales y que muchas cosas que se dicen sobre el maltrato en los circos no son ciertas. “Tenemos que ser conscientes de que las leyes se podrán más duras el año que viene y que no se puede seguir trabajando con estos animales. Con ellos estaré hasta que sean enviados a Estados Unidos. Dejarlos da nostalgia, pero sé que es por su bienestar”, comenta el cuidador, quien pasa sus días junto a los felinos en el Centro de Rescate de la Cdmb.
Asegura que regresará al circo, para continuar practicando su número en el globo de la muerte, el cual consiste en dar vueltas dentro de una esfera subido en una motocicleta.