Los niños venezolanos que salvaron del cierre a una escuela
La población de San Andrés, al oriente de Santander, no supera los 8.500 habitantes. En las escuelas rurales se inscriben en promedio cerca de 15 estudiantes por institución.
Sin embargo, el panorama de la sede El Diviso de la Escuela Normal Superior María Auxiliadora era peor. De los cuatro estudiantes con los que la sede inició el año escolar de 2017, dos terminaban su ciclo lectivo, por lo que la escuela solo quedaba con dos estudiantes para este 2018.
"Comencé el año pasado a trabajar sin proyección para 2018, porque las escuelas con menos de cinco estudiantes entrarían a un estudio para mirar sus posibilidades de seguir abiertas. Si cerraban este escuela, los niños tendrían que caminar aproximadamente una hora y media al centro educativo más cercano", explicó a Vanguardia.com Wilmer Alexander Bautista Delgado, docente de la institución ubicada en el sector de El Diviso de la vereda Listará, parte alta del municipio.
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Con sus dos estudiantes de segundo y dos de quinto primaria, Wilmer recibió a mitad de año pasado a dos niños de El Cerrito, a 64 kilómetros de San Andrés, para estudiar en los grados de preescolar y segundo. Con esos cuatro estudiantes finalizó el 2017.
"Con los cuatro niños seguía la sombra del cierre. Pero a final de año llegaron tres familias de venezolanos con cuatro niños y ahí pude descansar", señaló Bautista Delgado, de 29 años.
La soledad se adueña del campo en Santander
En el sector El Diviso hay muchas casas solas, cuenta el docente. Existen varias fincas cuidadas por una misma familia y muy poca población joven. La falta de oportunidades para los campesinos, los costos de los insumos y el bajo precio de venta de productos como la papa los ha corrido de la vereda.
"Las familias en quiebra han ido abandonando el campo en últimas décadas. Esto se ve reflejado en la escuela, que tiende a desaparecer porque no hay gente en el campo, ni posibilidades de que vuelvan", comentó Wilmer Alexander Bautista, nombrado en propiedad desde el 2011.
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De acuerdo con el docente, en la sede que tiene 40 años de construida habían hasta 50 estudiantes. En 2010, cuando Bautista Delgado llegó a trabajar, el sector de El Diviso tenía más de 11 familias y la escuela contaba con 10 estudiantes.
"El primer desplazamiento lo inició la guerrilla en la época de los 90. Pero ahora el éxodo se da por la falta de oportunidades. Las pocas familias que quedan trabajan en la ganadería y en la siembra de papa", señaló el docente oriundo de San Andrés, Santander.
Que vengan más venezolanos
Dos niñas de cuarto primaria, y un niño y una niña para tercero aumentaron el número de estudiantes de la escuela de El Diviso. Las tres familias colombo-venezolanas llegaron a final de 2017 a la vereda Listará huyendo de la crisis del gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.
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Al igual que los sanandresanos, los venezolanos se dedican al cultivo de papa y a la ganadería y producción de derivados de la leche. Llegaron a cuidar algunas de las fincas abandonadas y lograron inscribir a sus hijos en la escuela.
"La escuela Normal Superior de San Andrés no es ajena a la problemática que vive Venezuela. Queremos garantizar el derecho a la educación de nuestros niños. Y digo nuestros porque aunque son extranjeros, por nuestros principios de humanismo, solidaridad y hospitalidad, los acogemos y les brindamos una educación de calidad", afirmó el docente.
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La hospitalidad de la que habla Bautista Delgado mostró su rostro cuando las tres familias fueron acogidas por el pueblo. De acuerdo con joven maestro, tanto la institución como los padres de familia de los niños inscritos en la escuela recibieron a los niños venezolanos y los incentivaron a continuar estudiando.
De acuerdo con Bautista Delgado, los padres de familia son los primeros en acoger las familias que llegan. "Incluso se ilusionan con que llegue más gente y se vuelva a poblar el campo".
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Para el año lectivo que comenzó el pasado lunes 15 de enero, la sede El Diviso contó con una matrícula de ocho estudiantes y una comunidad que "convive y labora con hermanos que vuelven con la ilusión de salir de la crisis que vivían en Venezuela", explicó Bautista.
Más ayudas para la educación rural
En los 40 años que lleva la sede de la Escuela Normal Superior María Auxiliadora en el sector de El Diviso, son pocas las ayudas que se han recibido por parte de las administraciones locales y departamentales. De acuerdo con el docente, siempre responden que no hay recursos.
"Hace cinco años la comunidad, la institución y yo como docente invertimos aproximadamente dos millones de pesos para cambiar el techo del salón. Antes de eso, pasamos varias cartas pidiendo ayudas que no llegaron" contó Bautista.
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En 2016 recibieron la dotación para la cocina de la sede, por parte de la Alcaldía y en 2010 Computadores para Educar dotó al colegio con cinco computadores de mesa que luego fueron cambiados por portátiles.
"Aunque no tenemos una sede muy grande o moderna estamos bien. Lo que sí me gustaría tener es acceso a Internet o poder realizar trabajo a campo abierto o contar con una cancha", expuso el docente.