Cada día que pasa son más dramáticos los casos de matoneo en las aulas de los diferentes colegios del área metropolitana. En la edición de hoy les contamos algunos de esos episodios. Qué están haciendo las autoridades para frenar este flagelo
Pese a las campañas preventivas del matoneo, en los colegios del área metropolitana continúan registrándose situaciones de alumnos golpeados, amenazados, aislados de manera deliberada o ‘presos’ de diferentes formas de maltrato psicológico, verbal, físico y a través de medios electrónicos procedentes de sus propios compañeros de estudio.
De acuerdo con el personero de Bucaramanga, Omar Ochoa Maldonado, este año han aumentado hasta en 20% los casos reportados por los padres de familia y los propios jóvenes. Y los promedios de reportes son similares en los municipios vecinos del área.
Las cifras preocupan a las autoridades, pues el fenómeno ha ido creciendo. Y eso que no todos los casos se denuncian.
Si bien Ochoa Maldonado reconoce que de la mano de la Ruta de la Convivencia Escolar se le hace un constante seguimiento a este fenómeno, “es evidente que el problema desestabiliza a los alumnos de colegios públicos y también a los de los planteles privados”.
A su juicio, “las consecuencias que genera en los alumnos la intimidación escolar siempre son nefastas, y no se detienen a tiempo los menores que las padecen pueden empezar a sentir depresión y baja autoestima”.
Al ser consultada sobre el particular, la secretaria de Educación Local, Ana Leonor Rueda Vivas dijo que el Municipio ha estado atento a estos casos y, de mano de los rectores, “hemos multiplicado las acciones que le apuntan a bajar estos indicadores de matoneo escolar”.
Informó que, por intermedio de los equipos profesionales, se está asistiendo a los planteles para que de la mano de padres de familia, alumnos y docentes “se fortalezcan los valores éticos y morales, que permitan que sucesos como los que han ocurrido no se vuelvan a registrar”.
En Bucaramanga se han reportado 186 denuncias este año
Beto es el más joven del salón. Este año llegó a su nuevo colegio, situado en la Calle de los Estudiantes, trasladado de otro plantel del área metropolitana. El menor, que cursaba allí sexto grado de secundaria, no logró integrarse al grupo y fue tildado por sus compañeros como el ‘pueblerino’.
Pese a que los padres de familia reportaron a los profesores la humillación de la que era objeto su hijo, “poco o nada se hizo”.
En septiembre pasado, durante la jornada de recreo, Beto hacía fila en la cafetería para comprar su merienda. De pronto dos compañeros, con insultos y golpes, se colaron y lo humillaron. El menor se quejó ante la rectora y, pese a ello, el acoso continuó. Hace un mes los padres de Beto decidieron retirarlo, a pesar de que manera literal reprobó el año. No obstante, radicaron la queja formal ante la Personería con miras a llamar la atención de los organismos de control. Al menos 186 denuncias de matoneo de este tipo han sido reportadas este año en el citado ente del Ministerio Público.
Alerta en Girón
Gloria es madre de un niño de 9 años, quien sufrió un caso de acoso en su colegio. Ella evita mencionar el nombre del centro educativo de Girón en que se registró el problema. La mujer explicó que el pasado 8 de noviembre el menor fue agredido en el salón de clase. Un compañero le causó una lesión en la frente, provocada por la parte metálica de un lápiz.
Agregó que los directivos, profesores y la madre del estudiante atacante, quisieron ayudarla después de poner la denuncia en redes sociales.
Dijo que se vio obligado hacerlo, ya que nadie quería prestarle atención.
Este caso es un ejemplo del matoneo que ocurre en algunas instituciones educativas de Girón, lo cual genera preocupación a los padres de familia.
Ivonne Rondón, secretaria del Interior de Girón comentó que la atención a los casos de acoso se realiza por medio del Comité Municipal de Convivencia Escolar. El organismo se encarga de atender los casos, que son clasificados dependiendo de la gravedad de la agresión.
Rondón indicó que en 2018 se han reportado aproximadamente 300 casos en la Comisaría de Familia, donde la mayoría de las situaciones son violencia intrafamiliar, consumo de sustancias alucinógenas, cortes autoinfligidos en la piel y deserción escolar.
Deficiencias en Floridablanca
Ese día salió de su casa con una navaja. Tiene 15 años y estudia en un colegio oficial de Floridablanca. Por semanas soportó desplantes y agresiones. El arma era para defenderse.
Las humillaciones eran propiciadas por compañeros, entre los que se encontraba uno al que el adolescente consideraba su ‘amigo’. Le quitaban la lonchera y lo golpeaban. También se tomaban el tiempo de esperarlo a la salida del colegio para burlarse. Le gritaban expresiones que lo ponían en ridículo.
El día que iba armado, el menor fue encerrado y en medio de la algarabía sacó la navaja e hirió a uno de sus agresores. Por fortuna no fue de gravedad. El caso fue conocido en Comisaría de Familia y Fiscalía de Adolescentes. En esta última instancia se tomaron medidas, todo terminó como un delito.
Este no más es uno de los dos casos de matoneo o acoso escolar que durante este año se han atendido en la Casa de Justicia de Floridablanca. Sin mencionar, que por parte de la Personería se tiene conocimiento de otros cinco posibles. La cifra puede ser más alta si se tiene en cuenta que en Floridablanca, los casos son manejados por Casa de Justicia que tiene cuatro Comisarías de Familia, Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Personería y Fiscalía de Adolescentes, de acuerdo con la normativa. Adicionalmente, no todos los padres acuden a estos entes porque no saben cómo hacerlo.
Aura Rodríguez, comisaria de Familia de Floridablanca, expresó que a través del Comité de Convivencia Escolar se ha podido evidenciar que hay muchos colegios en la localidad que aún no asumen correctamente los procedimientos para atender y dar solución a la situaciones de matoneo y acoso escolar.
Piedecuesta trabaja en la prevención
Hablar de matoneo en Piedecuesta pareciera algo cotidiano, ya muchos jóvenes lo toman como simples burlas o juegos inofensivos.
A pesar de la normalidad, existen algunos casos que se han detectado a tiempo y se han solucionado de una forma favorable para los afectados y sus familias.
Uno de los casos correspondió a una joven que estudia en un octavo grado de una institución pública de Piedecuesta. Este alumno era acosado continuamente por provenir de una institución privada y ser uno de los más ‘pilos’ del salón.
Según su mamá, todos los días su hijo llegaba sin lapiceros, con los cuadernos rotos y en algunos momentos retraído. Al indagar la razón, sus acudientes descubrieron que sus compañeros lo encerraban en el baño o el aula de clase.
Afortunadamente la queja de sus familiares alertó a las directivas de la institución, que de manera oportuna tomó medidas y evitó que el inconveniente pasara a mayores.
Aunque la institución no cuenta con campañas constantes para evitar el acoso, sí son estrictas las normas por infringir el manual de convivencia.
Waldir Alcocer, personero de Piedecuesta señaló que en el municipio no se ha registrado ningún caso grave de acoso, pero vienen trabajando de la mano con la Policía y la Comisaría de Familia en actividades que promuevan el respeto y la convivencia.
