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Bucaramanga
Sábado 27 de abril de 2019 - 12:00 PM

Nostálgico recuerdo del Parque El Lago

El tiempo es como un río formado por hechos e impulsado por una corriente de recuerdos. Vanguardia, a través de las fotos del ayer, recorre con esta sección esos torrentes de historias que fluyeron en la otrora capital santandereana y de sus vecinos municipios del área. Acompáñenos hoy a un nuevo viaje por el túnel del tiempo En esta ocasión nos trasladaremos a la época del antiguo Parque Recreacional El Lago.

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¿Quién no se montó en el ‘pulpo’ o no manejó los ‘locos carros chocones’, en donde estaba permitido correr a mil?

De pronto usted era más ‘atrevido’ y se aventuraba a ‘colgarse’ de la rueda triple.

¿Lo hizo?

A lo mejor, lo suyo era un plan más familiar y prefería hacer la vuelta en tren que, al pasar por túneles, hechizaba a chicos y grandes.

Hablamos del Parque Recreacional El Lago, un lugar del área metropolitana que durante casi tres décadas fue el sitio de atracciones mecánicas más famoso de todos los tiempos en nuestra región.

Fue levantado, a comienzos de la década de los años 70, alrededor de una singular represa artificial.

Antes de ser un centro de diversión, el terreno era un potrero. Después lo compró la Beneficencia de Santander.

Por uno de los costados de ese lugar pasaba la otrora vía para ir al Club Campestre, desde la carretera antigua hasta la calle 32 de Cañaveral.

El parque recibía agua de una quebrada del barrio Lagos y también salía agua para el referido club. La tubería iba por la calle 31 por el andén y luego pasaba a la calle 32, hasta llegar al Club.

De esa misma agua había un canal que salía desde Torres I y llevaba agua al parque de Cañaveral, donde existían dos lagos y un puente; después lo secaron, hicieron una pista de ciclocross y después vino el protagonista de esta historia: el Parque Recreacional El Lago.

Así registró, en junio de 1976, un periodista de apellido Castellanos, la noticia de la entrega del parque:

“El próximo 23 de junio (de 1976) se llevará a cabo la inauguración del moderno Parque de Atracciones Mecánicas de la Beneficencia de Santander, que funcionará en lo que antiguamente fue el Lago de Floridablanca”.

En ese entonces, la inversión fue de cerca de 45 millones; era toda una fortuna para esos años.

El parque de atracciones, al contrario que los carnavales ambulantes, fue de carácter permanente.

Fue ideado como el famoso ‘Reino del Nunca Jamás’, aunque nosotros aún no conocíamos ese mítico escenario de tierras lejanas.

Entrar al lugar valía 1 peso, pero si usted quería disfrutar de cada atracción tenía que pagar 20 centavos ‘por cada chaloma’, como se decía en esa época.

Era una ciudad de hierro, rodeada de árboles, con un mágico lago y con canoas, tren con túnel, carruseles, en fin...

Familias enteras disfrutaban, a precios módicos, de tales atracciones. A mí me encantaba subirme al ‘pulpo’, que no era otra cosa que una gigantesca máquina de ocho brazos y que daba vueltas durante dos minutos. Más de uno salía mareado.

A la par con las diversiones eran famosos los algodones de azúcar y las marionetas. También veíamos a los fotógrafos, quienes hacían su agosto en las afueras del Parque.

Con la llegada del nuevo siglo, por allá en los años 2004 y 2005, se cerraron las puertas del lugar y con ellos los sueños de infancia.

Las tardes divertidas quedaron solo en los recuerdos de quienes tuvieron el privilegio de disfrutar de esa maravillosa época.

En el año 2010, la Lotería Santander le donó al municipio de El Socorro los elementos recreativos del antiguo parque El Lago.

El lugar se transformó y cambió de nombre: ¡Ahora le llaman Acualago, pero es muy distinto! Se trata de una proyecto liderado por empresarios de la región, quienes le dieron vida a un paisaje acuático y que tiene su sede justo en el terreno del antiguo parque mecánico.

Es un sitio único en la región, que brinda espacios de sano esparcimiento para la comunidad; además de impulsar el desarrollo turístico del Departamento.

Acualago, el nuevo sitio de diversión, fue construido en un área de 5.6 hectáreas; y está dividido en seis zonas, cada una de ellas con fantásticas atracciones que permiten experimentarla tranquilidad y el descanso que ofrece el Río Aventura.

Pese a ello, extrañamos la rueda triple, los carros chocones, el tren, las sombrillas, el carrusel, la rueda de Chicago y el inolvidable ‘pulpo’.

¡Qué gran época!

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Publicado por Euclides Kilô Ardila

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