Incendios forestales históricos, inundaciones devastadoras, acelerado deshielo de los polos, nevadas inéditas y récords de olas de calor. Una cadena de desastres naturales ha sido la característica en los últimos meses en diferentes latitudes del planeta.
Además: Video: “Inundación de dimensión histórica” deja más de 100 muertos en Alemania
Al echar un simple vistazo a la sucesión de eventos naturales que se vienen produciendo alrededor del mundo, preocupa cómo los fenómenos climáticos extremos son más frecuentes, avanzan cada vez más rápido, y tienen consecuencias nefastas e irreparables para el medio ambiente, la población y el planeta.
Y es que el cambio climático ya no es visto como una catástrofe “a cámara lenta” como se creía, al punto que la comunidad científica alerta sobre la posibilidad de alcanzar, más pronto, que tarde, un punto de no retorno en la progresiva destrucción del planeta.
En ese sentido, Christian Euscátegui, director de la Maestría en Gestión del Riesgo y Desarrollo de la Escuela de Ingenieros Militares en Bogotá, advierte que en este momento hay puntos de no retorno.
Para él, el comportamiento reciente de la temperatura en muchas zonas del planeta así lo demuestra. “Lo que hemos visto con las oleadas de calor en zonas del hemisferio Norte como Siberia y lo más recientemente registrado en Canadá y Estados Unidos, son una muestra clara de un clima cambiante”, describe el ingeniero geógrafo.
Lea aquí: ¿Se salvará el planeta de ellos?
Además opina que es algo que no se puede tapar con un dedo. “Lógicamente está dando lugar a cambios que parecen ser irreversibles, más aún cuando está visto que al no haber acuerdos vinculantes, seguirán estando por encima los intereses económicos, sumado a que las prácticas socioeconómicas y pocas medidas de neutralización favorecen la deforestación en zonas tan estratégicas como la Amazonía”, explica el experto en clima y meteorología.
Incendios, inundaciones, sequía, altas temperaturas...
Para ponerlo en contexto, solo en junio de este año, la deforestación que afronta la Amazonía brasileña batió nuevo récord. El considerado mayor “pulmón verde” del mundo perdió 3.609 kilómetros cuadrados de bosque.
Tenga en cuenta: Ni la COVID-19 le dio ‘respiro’ al cambio climático
A Carlos Fonseca, profesor de la Universidad Nacional de Colombia, no le cabe duda que cada día nos acercamos a un punto de no retorno. “Nadie sabe exactamente si ya lo pasamos”, dice el especialista en política ambiental, al considerar que los síntomas son muy preocupantes.
Con esto se refiere a la liberación de grandes cantidades de gas metano del permafrost (capa de suelo permanentemente congelado) en Siberia y otras regiones frías del planeta que se están derritiendo, e “igualmente de los deltas de los ríos que contienen metano bajo el fango, que sería liberado, con un poder de calentamiento de cada molécula de 23 veces que el de una molécula de CO2”.
Igualmente hace alusión a la deforestación, el cambio de usos del suelo en la agricultura; las emisiones de combustibles fósiles son los más significativos factores.
“Los ecosistemas no actúan linealmente y en cualquier momento su comportamiento puede exhibir sinergías muy graves”, indica Fonseca al recordar que la película “El Día después de Mañana” señaló todas estas probabilidades que se están convirtiendo en realidades.
Un problema del que no escapa nadie. Países ricos como Alemania no están a salvo de impactos climáticos graves. Las mortales inundaciones de mediados de julio pasado, provocaron al menos 183 muertos en el noroeste del país. En la vecina Bélgica, a su vez, 38 personas perdieron la vida como consecuencia de las crecidas por las lluvias.
En el extremo opuesto, más de 600 personas han muerto este verano en Canadá y Estados Unidos por cuenta de las altas temperaturas, de hasta 50 grados en algunos casos, un hecho sin precedentes en la historia moderna.
Como si fuera poco, 91 incendios forestales arden actualmente en todo EE.UU., arrasado casi 730.000 hectáreas de vegetación desde que comenzaron el mes pasado.
Le interesa: Video: El mayor incendio de EE.UU. es tan grande que ya genera su propio clima
Sumado a ello, los efectos en los ecosistemas y los hábitats también son notorios. Solo en la costa del Pacífico los primeros cálculos señalan que podrían haber muerto mil millones de animales marinos, entre ellos caracolas, almejas y mejillones por las altas temperaturas.
Un ejemplo más de que el mundo pierde biodiversidad a tasas de extinción masiva, los sistemas agrícolas están bajo fuerte tensión y la contaminación del aire y el mar se han convertido en un peligro cada vez más angustiante para la salud humana.
Superando los registros históricos
Frente al tema, Euscátegui asegura que las temperaturas extremas han superado los registros históricos en muchas estaciones meteorológicas en el hemisferio Norte.
Un proceso, que su juicio, no es puntual, sino generalizado.
También lea: Vivimos una locura climática
“Eventos extremos en zonas en donde no es recurrente e inclusive se convierte en algo totalmente atípico, son demostraciones de que el clima cambiante muestra más señales y que la variabilidad climática está jugando un papel definitivo en la cotidianidad del ser humano”, subraya.
Bien lo señala Iván Darío Porras, profesor de la Universidad Industrial de Santander, UIS, que atribuye los fenómenos extremos al resultado de cómo la atmósfera trata de liberar la energía para llegar al equilibrio.
Es decir, “al aumentar los gases efecto invernadero, cambia la temperatura (por el efecto invernadero), haciendo que la Tierra reciba más energía (calor) del sol del que puede equilibrar”, destaca el académico.
El planeta se calienta cada vez más rápido
Esta situación, agrega Porras, aumenta la temperatura del planeta y lo que conlleva a que la atmósfera trate de llegar a un equilibrio con la temperatura.
Puede interesarle: ‘Es tiempo de actuar’
“La cantidad de gases efecto invernadero de la era posindustrial es exponencial y si no se detiene la atmósfera, tratara de llegar a su equilibrio”, sentencia el docente universitario.
La evidencia científica sigue avisando: El Ártico y la Antártida se están calentando dos o tres veces más rápido que el resto del planeta.
En efecto, Euscátegui menciona que el cambio climático tiene tres efectos referidos en investigaciones científicas. Primero cita el aumento de la temperatura; el incremento de lluvias fuertes de corta duración las cuales originan eventos hidrometeorológicos extremos, y por último, “los cambios espaciales en la precipitación lo que puede incrementar inundaciones o sequías”.
Al respecto, el docente Fonseca reitera que “cada día se comprueban más las relaciones entre cambio y variabilidad climática”, aludiendo al fenómeno del Niño y La Niña en Colombia. Es más, el experto sentencia que habrá eventos cada vez más fuertes y mas frecuentes, “en la medida en la cual siga ascendiendo la temperatura promedio del planeta, pues las masas de agua evaporada serán mayores y sus precipitaciones más fuertes”.
Desde el punto de vista de Benjamín Quesada, climatólogo y profesor de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad del Rosario, lo que se vive con estos extremos climáticos es un “abrebocas de lo que se vive en un mundo con cambio climático creciente”.
Al igual que el riesgo creciente de la pandemia de la COVID-19, insiste en lo que los climatólogos vienen avisando desde hace décadas, que el incremento de gases de efecto invernadero “aumenta de manera considerable la frecuencia e intensidad de estos fenómenos extremos así como nuestra vulnerabilidad a ellos”.
En lo que respecta a 2021, Quesada considera dos factores que magnifican esta percepción de extremos climáticos generalizados: Extremos récords en países del Norte, “lo cual aumenta su mediatización masiva y, el hecho de que salimos del fenómeno global La Niña (fase fría a nivel global) a principios del año y estamos dirigiéndonos hacia una fase neutral o débil del Niño, esto tiende a facilitar los extremos de calor y precipitación en el hemisferio Norte en verano, y es lo que hemos observado”.
En su opinión, es más preocupante ver que estos países del Norte no estén tan preparados para hacer frente a esta emergencia climática a sabiendas de que países tropicales serán los más golpeados por el cambio climático, al advertir que Colombia no está exenta de extremos: ola de calor en Montería e inundaciones récords en Vichada o Risaralda.
En el caso de Colombia, por ser un país altamente agrícola, la fertilidad de los cultivos baja en las zonas tropicales con el cambio climático.