El presidente Gustavo Petro, quizás forzado en parte por los últimos resultados de la economía que ha mostrado índices preocupantes, parece, por fin, entender que de las posiciones dogmáticas, unilaterales, unidimensionales, solo queda el aislamiento y es lo que ha comenzado a experimentar su gobierno.
Bucaramanga
Desde hace siete años se espera la solución vial del Diamante II
- La Alcaldía de Bucaramanga ya culminó los diseños de las obras que se requieren, y cuyo valor se calculó en cerca de $1.000 millones. (Fotos: Marco Valencia - Suministradas / VANGUARDIA)
Cuando las autoridades anunciaron el proyecto para hacer la ampliación de la Autopista Bucaramanga - Floridablanca, los vecinos del Diamante II no se imaginaron que a raíz de dichas obras perderían la tranquilidad.
Luego de la construcción del denominado Tercer Carril, los conductores que pretenden ingresar a la autopista con rumbo hacia el sur de la ciudad deben hacer tránsito por la calle 83, ubicada en el Diamante II.

Hablamos de un sector residencial por donde se desviaron rutas de transporte público y automotores particulares, por el cual también circulan vehículos pesados y con carga, ante la falta de controles por parte de las autoridades de tránsito y transporte.
Además de los perjuicios que diariamente sufre la comunidad del Diamante II, a raíz del exceso de ruido y la constante contaminación por dióxido de carbono, igualmente cientos de conductores se ven afectados todos los días por los fuertes trancones que se forman sobre la calle 83 y en la vía de acceso al vecindario.
Con la ampliación de la autopista, las autoridades decidieron canalizar el tráfico vehicular proveniente desde el sector del Cacique, de modo tal que actualmente los conductores deben transitar por debajo del viaducto García Cadena, ingresar al Diamante II y subir por la calle 83 para poder conectar con la autopista.
“Ahí sí les falló la planeación a nuestros gobernantes. Cómo se les ocurrió dejar la autopista prácticamente desconectada para poder continuar hacia Floridablanca. Antes no había la necesidad de ingresar al Diamante II, uno tomaba la autopista antes de entrar al barrio”, señaló Felipe Rojas, conductor de vehículo particular.
Tras exponer las quejas de residentes y conductores, las secretarías de infraestructura de la Alcaldía de Bucaramanga y de la Gobernación de Santander informaron a Vanguardia cómo avanza la gestión de la solución vial que se espera en dicho vecindario desde hace más de siete años. (Ver recuadro)

“Cada día es más caótico”
Las familias que habitan sobre la calle 83 manifiestan que desde la madrugada comienzan a sufrir por el ruido, las vibraciones y el humo generado por cientos de automotores que transitan hacia la autopista, situación que se extiende hasta avanzadas horas de la noche.
En ‘horas pico’ los problemas y las afectaciones se agudizan, a raíz de las pitazones que forman desesperados conductores, del significativo aumento en el tránsito de automotores y de la polución que generan.
Otro factor a tener en cuenta es el significativo grado de inclinación que tiene la calle 83, factor que también ocasiona mayor aceleración por parte de los conductores, y por ende más ruido y más humo.
“Estamos a punto de enloquecer”, manifiestan habitantes del Diamante II.
“Desde las cinco de la mañana empiezan a pasar busetas de transporte escolar, luego sube la ruta del bus de la Unab, qué pasa tres veces al día. Suben buses intermunicipales, volquetas llenas de escombros, vehículos de carga pesada, además de toda la cantidad de particulares y motos”, relató una habitante de la calle 83.
Las primeras protestas de los vecinos del Diamante II se registraron en 2016. Desde entonces comenzaron a reclamar una solución vial, que hasta la fecha no se ha materializado, pese a las promesas de las autoridades.
“Cada día es más caótico, y no existe el cumplimiento de compromisos por parte de las autoridades”, señaló una residente afectada.

“Al menos una solución transitoria”
Juan Manuel Álvarez Cruz, especialista en derecho urbano y ordenamiento territorial, señala que autoridades como la Dirección de Tránsito de Bucaramanga podrían implementar medidas temporales en materia de regulación y control, mientras se concreta la solución en términos de infraestructura.
“Desde el sector del Cacique pueden implementarse controles para restringir y evitar el paso de vehículos de carga por el Diamante. Debe implementarse al menos una solución transitoria”, manifestó Álvarez Cruz.
Por parte de la comunidad se han elevado múltiples solicitudes ante la Dirección de Tránsito de Bucaramanga, con el fin de que se implementen medidas al respecto. Vanguardia trató de obtener un pronunciamiento por parte de Carlos Buenos, director de Tránsito, pero el funcionario no emitió ningún comentario hasta el cierre de la presente publicación.
¿Qué dicen las autoridades?
La solución que se planteó y que ya cuenta con diseños, realizados por parte del Gobierno de Bucaramanga, consiste en la construcción de una placa adosada sobre el deprimido que existe actualmente en frente del conjunto residencial Ciudad Neptuno.


Allí se construiría una calzada que conectaría a la carrera 24 con la autopista, evitando así que el tráfico ingrese al Diamante II.
“Nosotros ya cumplimos con nuestra parte: formulamos los diseños, calculamos el presupuesto y se lo enviamos a la Gobernación. El contrato del Tercer Carril no está liquidado ni entregado, por lo cual no podemos intervenir. Nuestra gestión llegó hasta este punto”, indicó Iván José Vargas, secretario de Infraestructura de la Alcaldía de Bucaramanga.
El Tercer Carril es un proyecto ejecutado por la Gobernación de Santander, por un valor total cercano a los $200.000 millones y en el cual se han realizado adiciones presupuestales por más de $39.000 millones.
“En agosto pasado se realizaron ajustes a los diseños por parte de la Alcaldía. Actualmente el proyecto está en proceso de revisión y viabilización”, respondió Jaime René Rodríguez, secretario de Infraestructura de la Gobernación de Santander.
El funcionario reconoció que, “por temas de tiempo y recursos”, la actual Administración Departamental no ejecutará el proyecto. Sin embargo, se dejará una hoja de ruta establecida para que el gobierno entrante considere la ejecución del mismo.
Se calcula que se requieren cerca de mil millones de pesos para materializar la solución vial en mención.
“Este es uno de los proyectos que vamos a dejar estructurados y viabilizados. En el proceso de empalme se lo entregaremos al próximo equipo de gobierno”, precisó Rodríguez.

Periodista egresado de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro del equipo de Área Metro en la versión impresa de Vanguardia desde 2016, y apoyo en la elaboración de contenidos digitales y transmisiones en directo.
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