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Bucaramanga
Miércoles 22 de diciembre de 2021 - 12:00 PM

Los barrios con los que inició la urbanización de Bucaramanga

Las Piñitas, Los Escalones y Guane, inmediatos a las Chorreras de Don Juan y a la Plaza Central, fueron los primeros asentamientos de la ciudad, finalizando los años 1700. Con el tiempo se expandieron hacia el oriente.

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(ARCHIVO/Vanguardia)
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Las Chorreras de Don Juan fue un antiguo acueducto de Bucaramanga, ubicado la ladera de la hoy calle 45, mejor conocido en la época como ‘Tres B’; Bobo, Barril y Burrito. Foto de 1889. (ARCHIVO/Vanguardia)
Las Chorreras de Don Juan fue un antiguo acueducto de Bucaramanga, ubicado la ladera de la hoy calle 45, mejor conocido en la época como ‘Tres B’; Bobo, Barril y Burrito. Foto de 1889. (ARCHIVO/Vanguardia)

Las Chorreras de Don Juan fue un antiguo acueducto de Bucaramanga, ubicado la ladera de la hoy calle 45, mejor conocido en la época como ‘Tres B’; Bobo, Barril y Burrito. Foto de 1889. (ARCHIVO/Vanguardia)

“El 1 de enero de 1779 nace un nuevo capítulo en la historia de la ciudad, que va sin parar hasta la actualidad”, inició el historiador Emilio Arenas, quien escudriñó los archivos que detallan la historia de la capital santandereana.

Arenas cita a José Joaquín García, un cronista de la época que describió el crecimiento de Bucaramanga a partir de una ‘media luna’ que nació del occidente y el norte de la plaza central, hoy conocida como Parque García Rovira.

Desde ese punto hacia las inmediaciones del actual Viaducto Alejandro Galvis Ramírez, también conocido como el puente de la Novena, y la Quebrada La Rosita, se distribuyeron las manzanas que impulsaron el crecimiento de la ciudad.

Dos aguadas rodearon los extremos de estas barriadas, que a su vez abastecieron de este líquido vital por mucho tiempo a los bumangueses, hasta convertirse en el antiguo acueducto de la ciudad sobre la calle 45 con carrera 15, precisamente en las reconocidas ‘Chorreras de Don Juan’. O mejor dicho, las ‘Tres B’; es decir, Bobo, Barril y Burrito.

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Se dice que los más ‘bobos’ tenían que cargar los barriles llenos de agua en sus burros. Ellos transportaban el líquido a zonas distantes como Piedecuesta y Girón.

Las Piñitas, que hasta hace poco conservó este nombre, fue uno de los primeros barrios. Está ubicado cuatro cuadras abajo del Parque García Rovira, sobre la calle 37, de allí brotó una aguada que a su vez servía a las personas como baño público.

Allí vivían las familias que se sustentaban de la fabricación de sombreros de jipijapa, los cuales eran vendidos por las mujeres artesanas en el atrio de la Iglesia después de la misa.

Por otro lado, aledaño a la carrera 9 con calle 31 estuvo Los Escalones, por donde se bajaba a otras ‘tiras de agua’ que bordeaban el occidente de la plaza pública. Esos eran los centros de concentración de ‘bobitos’ y lavanderas, quienes debían respetar su turno para llevar sus barriles cargados.

Justo en la plaza nació el barrio Guane, donde se ubicaron las familias más pudientes como los Puyana y los Valenzuela, fundadores de la Parroquia San Laureano de Bucaramanga.

Tal plaza pública tomó el nombre Parque García Rovira, el cual permanece hasta la actualidad.

Arenas afirma que nadie sabía que el actual García Rovira recibía el nombre de esta comunidad indígena, hasta que en sus estudios lo descubrió.

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Agregó que más adelante fue posible encontrar la Payacuá, que según quienes vivieron allí hace muchos años, significa ‘papayas de agua’, pues había una alta cantidad de cultivos de papaya silvestre en el zanjón de la quebrada inmediata a Las Piñitas.

Por su parte, el arquitecto Antonio José Díaz rescata que hasta la fecha se mantiene en pie un restaurante que conserva el nombre ‘Payacuá’, en la calle 33 con carrera 10.

Y así se originó la urbanización de Bucaramanga, que en 1857 recibió la categoría de ‘ciudad’.

Si bien en otros solares habían manzanas pobladas, no estaban realmente constituidas como estas barriadas. La ciudad se configuró entre la Quebrada Seca y la Quebrada La Rosita.

La expansión se dio hacia el oriente, e incluso Geo Von Lengerke presionó para que la ‘Calle real’, actual calle 35, sirviera como eje de crecimiento hacia el oriente, pero en su momento Bucaramanga no contaba con las condiciones económicas para ello.

Las leyes de libre cambio que impulsaron el comercio

Rápidamente dio un fenómeno comercial hacia el exterior, gracias a la venta de café, tabaco y de sombreros, lo que dio pie a que el sector se viera pequeño para la población que llegó, así que las cuadras superaron la carrera 15. Allí inició la extensión hacia el norte y sur de la ciudad.

Bucaramanga “ganó la carrera” por un cambio de circuito porque se buscó el río Magdalena para llevar mercancía, dice Arenas.

Los comerciantes instalaron una infraestructura para ellos, con lo que se dio un mayor desarrollo y modernización de la ciudad. La llegada del Ferrocarril promovió el comercio y los automotores permitieron la ocupación de terrenos como Cabecera del Llano, Conucos y demás haciendas que pasaron a comprender una meseta y hoy, un área metropolitana.

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Publicado por María Lucía Bayona Flórez

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