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area metropolitana/bucaramanga
Jueves 20 de febrero de 2020 - 12:00 PM

Top 10 de las zonas de Santander más afectadas por ola de calor

Se elevaron las temperaturas, también se dispararon los incendios forestales; es más, las ventas de ventiladores están a la orden del día. La razón: el calor es sofocante en Santander.

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Muchas casas del sector de La Malaña, en la Comuna Morrorrico, escasamente se protegen con improvisadas láminas. ¡Allí el calor golpea más!
Muchas casas del sector de La Malaña, en la Comuna Morrorrico, escasamente se protegen con improvisadas láminas. ¡Allí el calor golpea más!

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Muchas casas del sector de La Malaña, en la Comuna Morrorrico, escasamente se protegen con improvisadas láminas. ¡Allí el calor golpea más!

En el municipio de San Andrés se registró otro incendio.
En el municipio de San Andrés se registró otro incendio.

En el municipio de San Andrés se registró otro incendio.

Más allá de los sofocantes que han sido estos últimos días en Santander, para algunos es ‘relativamente agradable’ este asolador clima.

Hablamos de los vendedores de ventiladores, los aparatos que se han convertido en nuestros mejores aliados para intentar combatir las extenuantes temperaturas que, de acuerdo con el ‘Top 10’ de la ola de calor que se ha desatado en los últimos, tienen al municipio de Capitanejo convertido en la zona más ‘caliente’ de Santander.

Incluso en ese municipio se ha registrado, hasta el momento, la temperatura más alta en todo el país: 42,2°C. Y según la fuente meteorológica, es el registro máximo histórico absoluto para el mes de febrero. (Ver mapa).

El tema es tan grave que para calmar los calurosos días que respira la población de este municipio, ubicado en pleno Cañón del Chicamocha, el alcalde del municipio se atrevió a decir que se ha visto obligado, como muchos otros en la región, “a comprar ventiladores y aires acondicionados para aliviar las temperaturas”.

El calor no solo ha sofocado a la gente. También ha conminado a muchos municipios a experimentar fuertes racionamientos de agua, ya que ha disminuido considerablemente el caudal de los ríos que abastecen a la región.

El verano también ha desatado graves emergencias naturales, entre ellas, un alarmante incendio que puso en vilo el caso urbano del municipio de San Andrés. Los habitantes de esa localidad vieron con asombro cómo desde uno de los cerros salía grandes llamas y una espesa capa de humo. Por fortuna, el Cuerpo de Bomberos estuvo atento para apaciguar la deflagración.

Pese a que en las últimas horas ha ingresado nubosidad al país, esta situación podría aliviar un poco el calor en algunas regiones.

No obstante, Daniel Useche, jefe de Pronósticos y Alertas del Ideam, advirtió que el tiempo seco predominará especialmente en la región Caribe, así como en los valles de los ríos Cauca y Magdalena.

Por esta razón, los expertos prevén que se seguirán manteniendo muy altas temperaturas en municipios como Barrancabermeja y aquellos ubicados en el Sur de Bolívar.

‘Corren otros vientos’

En Bucaramanga, de manera especial en algunos centros comerciales, los empleados no dan abasto con las ventas. De hecho han logrado un promedio semanal de expendios de 40 a 50 ventiladores, cuando escasamente se vendían dos o tres a la semana.

Alcira Moreno, administradora del negocio ‘La Paz’, en pleno centro de Bucaramanga, ratifica que las ventas se dispararon: “Antes no se vendían más de dos y durante estas últimas semanas hemos vendido más de 30”.

Lo propio señala Mayra Riaño, quien trabaja en un negocio en donde se expenden electrodomésticos, incluyendo los ventiladores: “Es como si estuviéramos en promoción, cada día nos piden más ventiladores”.

¡Y no es para menos!

Después de un refrescante baño y del aire acondicionado, lo más inmediato para estar fresco en casa -y también lo más económico- es un ventilador: No hace falta instalación y consume menos que el aire acondicionado.

Sea como sea, calmar el calor se ha convertido en una prioridad para todos.

‘Lluvia de Incendios’

El intenso verano golpea fuerte a Santander. De hecho, los Cuerpos de Bomberos de los diferentes municipios de la región han atendido durante lo que va de febrero un promedio diario de 5 incendios forestales por cada municipio.

Si bien todas las emergencias han sido atendidas a

tiempo, hay preocupación por el alarmante incremento de las deflagraciones en sectores cercanos a los cascos urbanos.

Recordemos dos de las emergencias más dramáticas que ocurrieron: La primera ocurrió hace unos días en el Cerro ‘Virgen de La Cantera’, de Piedecuesta, en donde se puso en vilo al vecindario del barrio Bariloche; y la segunda fue la del pasado miércoles, que arrasó área vegetal del municipio de San Andrés.

Lo peor es que el promedio podría multiplicarse a

medida que avance el mes, dado que se teme que las condiciones del tiempo no varíen.

De acuerdo con los reportes del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, Ideam, la ola de calor se prolongará hasta marzo próximo.

Por ahora, en el área metropolitana de Bucaramanga los sectores más críticos por los incendios forestales han sido el sur, de manera más exacta la zona de Provenza, en límites con Floridablanca; y el área de Malpaso.

‘Arde el rancho’

‘Si el sol aprieta’, un techo se puede convertir en una ‘caldera gigante’. ¡Es así de literal! Y el tema es más neurálgico en los sectores de escasos recursos económicos, en donde centenares de familias se ven obligadas a proteger sus ranchos con láminas de latas o de otros materiales baratos.

Si no lo cree, pregúntele a Don Gildardo Fonseca, un vecino del sector de La Malaña, situado al oriente de la meseta de Bucaramanga.

“Mi casa se convirtió en un infierno con la ola de calor. El pasado miércoles casi que nos quemamos vivos. Por eso yo me la paso tomando agua a toda hora”, dijo de manera capciosa.

Él y los integrantes de su hogar viven en un rancho, cuyo techo es una improvisada lámina de lata.

Su morada, al igual que las de muchas del Corregimiento III de la capital santandereana, están cubiertas con obsoletas tejas, que si bien le otorgan una relativa resistencia a la corrosión, finalmente elevan la temperatura para estas comunidades.

“Es que a nosotros, los pobres, el calor nos golpea más. Sin embargo, si usted me pregunta, prefiero eso que la lluvia. ¿Por qué? Porque aquí un aguacero es sinónimo de derrumbe y de tragedia. Por eso preferimos no chistar con los rayos del sol”, puntualiza Don Gildardo.

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Publicado por Euclides Kilô Ardila

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