En Santander, durante 2022 organizaciones como Cajasan esperan beneficiar a más de 3.200 estudiantes que forman parte de hogares necesitados y de sectores populares. Alrededor de 1,7 millones de ciudadanos se favorecen en el país con programas de formación para el trabajo a través de cajas de compensación familiar.
Las cajas de compensación familiar jugaron un papel determinante en medio de la cuarentena que se impuso. Además de los subsidios familiares entregados durante la emergencia, este tipo de entidades desempeñaron un papel clave para contrarrestar y prevenir la deserción escolar.
Según el más reciente informe de la Superintendencia de Subsidio Familiar, presentado ayer en Santander, durante 2021 las cajas de compensación aportaron en total $222.462 millones en procesos de educación básica y media, y en programas orientados a la formación para el trabajo.
Las estadísticas oficiales indican que a lo largo de la pasada vigencia resultaron favorecidos más de 453 mil niños y adolescentes en el país, con ofertas en educación básica y media, atención integral para la niñez y jornada escolar complementaria, entre otras.
Las cifras del Gobierno Nacional advierten que en medio de la cuarentena 164 de cada 1.000 estudiantes desertaron de las aulas escolares.
En lo que respecta a la educación para el trabajo y desarrollo humano, se reportaron 1,7 millones de ciudadanos inscritos en programas ofertados por las cajas de compensación.
Estas cifras y otros datos relevantes fueron analizados y discutidos ayer en Floridablanca. El Centro Educativo Lagos III de Cajasan fue el escenario elegido para llevar a cabo el foro “Impacto Social de la Educación impartida por las Cajas de Compensación Familiar en Colombia”, con la participación de las 43 entidades de este tipo que operan en el país.
Además de los aportes económicos, las autoridades señalan que las instituciones en mención también han propiciado mejoras en materia de calidad educativa, que se pueden equiparar incluso con planteles privados y de larga trayectoria.
Julián Molina Gómez, superintendente de Subsidio Familiar, destacó “el gran aporte de las cajas de compensación familiar frente a la calidad educativa. En Colombia, si usted hace parte de cierto estrato social tiene acceso a una mejor educación. Este hito se acaba con las cajas de compensación, ya que en la mayoría de estos colegios tienen resultados superiores en el Icfes. Es decir, la calidad de la educación se asemeja a colegios de estrato 6. Es muy importante porque se cierran brechas”.
Retos y metas trazadas
En materia escolar, una de las apuestas más grandes para 2022 es la incorporación y reforzamiento de materias como el bilingüismo, según lo anunciado por el Superintendente de Subsidio Familiar.
César Guevara Beltrán, director General de la Caja Santandereana de Subsidio Familiar, Cajasan, precisó que este año se espera beneficiar en la región “a mil estudiantes de básica primaria y secundaria. Igualmente, a través de diversas modalidades de subsidio atenderemos a 700 niños, más la población que también beneficiamos a través de programas del ICBF que son más de 1.500 menores”.
Uno de los retos principales identificados por autoridades y cajas es, lograr el aumento en el número de ciudadanos preparados y formados con orientación para el trabajo.
Adriana María Guillén, presidenta de la Asociación Nacional de Cajas de Compensación, Asocajas, informó a Vanguardia que “nos dimos cuenta que el problema del mercado laboral tiene que ver, en gran parte, con el emparejamiento de la oferta y la demanda en educación. Para mejorar la productividad del país, necesitamos mejorar la calidad del capital humano.
“Planteamos que más personas puedan hacer una inmersión tecnológica y así aportar a la productividad, de acuerdo con la demanda del sector productivo. Que los productores nos informen qué necesitan, y así tratar de capacitar a la gente”, agregó Guillén.
