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area metropolitana/bucaramanga
Viernes 01 de mayo de 2020 - 12:00 PM

La caravana que recorrió la vía Curos-Málaga para llevar ayuda a ancianatos y veredas

126 kilómetros por carretera, en su mayoría destapada, y toda clase de dificultades fue lo que vivió un grupo de ayuda para llevar alimento a poblaciones vulnerables de la provincia de García Rovira.

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La unión de varios garcíarovirences, el apoyo de las autoridades departamentales y el acompañamiento del Ejército hicieron posible que camiones cargados con comida llegaran a alivianar las necesidades de adultos mayores y campesinos de Málaga.

La travesía arrancó el pasado lunes 20 de abril cuando el primero de cuatro vehículos salió, muy de madrugada, cargado con cerca de 400 mercados desde la Central de Abastos de Bucaramanga.

Mientras recorría la difícil carretera, el camión que encabezaba esta misión alimentaria sufrió su primer escollo. Las lluvias que en esos días cayeron en la zona generaron derrumbes que impidieron su paso. Allí, tras varias horas de trabajo de retroexcavadoras, ‘pajaritas’ y volquetas, se pudo restablecer la movilidad.

Ese mismo lunes, pero iniciando la tarde, los voluntarios que facilitaron la carga de los camiones dejaron dispuesto el segundo automotor. Ya con la vía en mejores condiciones, este inició su periplo desde la capital de Santander, también con 400 mercados. Llegó a Curos, tomó el desvío hacia la ‘trocha’ y en plena vía sin pavimentar, un hueco le jugó una mala pasada. Una hoja de la llanta delantera se partió y el vehículo se debió estacionar a la espera de ayuda.

El propietario del camión, Carlos Arturo Jaimes, un malagueño dedicado al comercio, no dudó en enviar otro de sus vehículos para facilitar el trasbordo de los alimentos y evitar ponerle freno a la misión. Tras varias horas de espera, la noche cayó y el automotor de apoyo pudo al fin ser cargado y continuó su camino. Por su parte, el carro averiado retornó a Bucaramanga para recibir asistencia mecánica.

Mientras estos dos camiones llegaban a Málaga, la madrugada de ese martes 21 de abril, el gestor de la iniciativa, Siervo Suarez, un malagueño dedicado a las causas sociales ‘agarró’ camino con un tercer vehículo lleno de ayuda y hacia las 4:30 a.m. llegó al puesto de control de Curos pero debió esperar a que dieran las 6:00 a.m. para que la vía fuera puesta en funcionamiento.

En la carrocería no viajaban simplemente mercados, sino la ilusión de calmar la necesidad de alimento de cerca de 900 familias de labriegos que acataron la orden de quedarse en casa pero que también se vieron desabastecidos ante el cierre del comercio de la capital de la provincia de García Rovira. Sin contratiempos, la tercera comisión de ayuda desembarcó esa tarde.

El último y más robusto de los camiones, Un Kodiak del Ejército Nacional, pilotado por un experimentado conductor y escoltado por Pedro Carrillo, otro malagueño, también líder de la misión y actual director del Indersantander prendieron motores y entraron a carretera destapada hacia las 4:15 a.m. del miércoles 22 de abril.

Este vehículo fue cargado durante cinco horas con cerca de 300 cajas del Gobierno Nacional y la Gobernación de Santander, de 18 kilos cada una, que ‘a puro brazo’ fueron organizadas en la carrocería, además de otros tantos mercados destinados para adultos mayores de los asilos de Málaga y Cerrito.

Al llegar al recién inaugurado puente militar, que restituyó la movilidad hacia Málaga, por el tamaño del camión, a la estructura se le debió realizar una modificación para permitir su paso. Ejército, voluntarios, Gobernación e Invías se unieron y lograron que continuara su camino.

El recorrido, como lo narró Pedro Belén Carrillo, “hubo que hacerlo a máximo 40 kilómetros por hora. También nos tocó bajarnos en varios puntos a indicarle cómo atravesar estrechos espacios al conductor en dónde sólo había paso a un carril”. Las pronunciadas curvas, los abismos y el terreno agreste fueron registrados por el lente del fotógrafo malagueño, Didier Niño.

Carrillo expresó que “nuestra única comida de la jornada fueron las empanadas del parque de San Andrés”, menú infaltable para los viajeros que se dirigen hacia Málaga o Bucaramanga.

Luego de atravesar el puente Hisgaura, el más alto de Suramérica, pasar por el punto crítico de Pangote y divisar las viviendas desde el Alto de Málaga, hacia la 1:00 p.m. de ese miércoles, la caravana completa se encontró en el centro de acopio, en donde soldados de la base del municipio y los demás integrantes de la comisión los recibieron entre aplausos.

La entrega a veredas y ancianatos

El 22 de abril no hubo descanso. Las ayudas recién llegadas y los demás mercados no perecederos fueron descargados y complementados con cerca de siete toneladas de cebolla, plátano hartón, papa, pepino, piña y otras verduras que fueron donadas a esta noble causa.

Durante el jueves y viernes de la semana anterior, los equipos se distribuyeron y llegaron con ayudas a veredas como Calichal, Tierra Blanca, Guácimo, el Tablón, donde las más de 900 familias de labriegos los esperaron sonrientes y ‘se echaron al hombro’ hacia sus casas, esas bolsas cargadas de ilusiones representadas en alimento.

Asimismo, las cajas con provisiones para 15 días fueron entregadas a 250 ancianos del asilo San Antonio de Málaga y a 120 más del centro geriátrico de Cerrito, también en la provincia de García Rovira.

La unión que hizo la fuerza

Siervo Suárez, uno de los líderes de la entrega, dijo que “la idea nació tras una reunión que tuvimos con el Gobernador Mauricio Aguilar. Él nos expresó que anhelaba llegar a cada rincón del departamento con ayudas y nos necesitaba para unir fuerzas y poder entregarlas a todos”.

Suárez aseveró que “tocamos puertas, recibimos donaciones de cerca de $30 millones, 1.200 bolsas de mercado entre aportantes y Gobernador y otras de 300 cajas de los Gobiernos Departamental y Nacional”.

Entre quienes encabezaron esta campaña estuvieron, además de Siervo Suarez, el Gobernador Mauricio Aguilar, Pedro Carrillo, la gerente del Hospital de Málaga, Jazmín Prada, Edwin Prada, Gloria Sandoval, Sergio Gómez, Germán William Rangel y el general Jorge Jeréz.

El Director del InderSantander, Pedro Carrillo, enfatizó en que “aunque el camino fue duro, nos llenamos de fuerza, nostalgia y sentimiento. Nos colma de satisfacción haber llegado y aún más alcanzar ese mercado a quienes han labrado por generaciones nuestra tierra y a los que alguna vez nos dieron la mano de niños”.

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Publicado por Milton Velosa Araque

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