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Colombia
Viernes 20 de agosto de 2021 - 12:00 PM

Informe muestra que la violencia es el pan de cada día en las salas de redacción

La Red Colombiana de periodistas con visión de género presenta el informe Periodistas sin acoso: Violencias machistas contra periodistas y comunicadoras, que indaga sobre las violencias que se padecen a diario en las salas de redacción.

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Tomada de Internet/VANGUARDIA
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“Si usted tiene que acostarse con la fuente hágalo, pero me trae la noticia” o “muestre los senos que para las cámaras eso vende”. Estas son algunas de las violencias que las mujeres periodistas y comunicadoras sociales sufren a lo largo del ejercicio de su trabajo, según una investigación realizada por la Red Colombiana de Periodistas de Género y presentada recientemente a nivel nacional.

Lo que sí queda claro es que a lo largo del ejercicio periodístico y de su trabajo como comunicadores, la violencia machista es el pan de cada día en las redacciones y también en el trabajo de campo que realizan los reporteros del país.

La investigación, titulada “Periodistas sin acoso: Violencias machistas contra periodistas y comunicadoras”, fue adelantada por Fabiola Calvo Ocampo, fundadora de la Red Colombiana de Periodistas con Visión de Género y una de las integrantes del equipo de investigación de violencia machista contra periodistas y comunicadores, que incluye a Amalia Toledo Hernández y Grace Montserrat Torrente Rodríguez.

“La propuesta de esta investigación nace con una campaña que realizamos como red en 2016 frente a las múltiples agresiones contra mujeres periodistas. Sin embargo, nos dimos cuenta que no era suficiente y quisimos profundizar y avanzar más en los elementos que nos permiten entender la problemática de la violencia machista y que, a su vez, los datos que se arrojaran tanto cuantitativos como cualitativos nos permitieran entender la magnitud del problema, su impacto y las oportunidades para la justicia, reparación y no repetición”, explica Fabiola Calvo Ocampo en entrevista con Vanguardia.

La idea de las investigadores es contribuir al desarrollo y la implementación de mejores prácticas y mecanismos contra las violencias machistas que viven las mujeres -y también muchos hombres- periodistas.

La investigación cuenta con el apoyo de la World Wide Fundation y contó con la participación de 504 periodistas: 470 de ellas contestaron una encuesta en línea: 346 fueron mujeres y 118 hombres. Y el resto participó en grupos focales y entrevistas a profundidad.

“Nos encontramos con que la violencia hacia las mujeres periodistas y comunicadoras es generalizada y, además, son violencias que están normalizadas, que se tienen como algo permanente en las relaciones. Las mujeres aprenden a evadirlas o minimizarlas y los hombres que las ejercen lo hacen de una manera impune”, explica Calvo.

Las violencia más común en el ejercicio periodístico es la violencia psicológica tanto en el caso de las mujeres como en el de los hombres y le sigue, de manera particular en el caso de las mujeres, el acoso sexual, mientras que los hombres sufren violencia física.

“Algo de lo cual nos dimos cuenta en los grupos focales y en las entrevistas es que es muy difícil hablar sobre el tema de violencia sexual. Hay cierta intimidación, el tema no quiere tocarse y, por el otro lado, encontramos también que las mujeres afrodescendientes o las que tienen unas identidades de género o una orientación sexual diversa tienen una carga adicional de violencia en cuanto a la violencia machista”, indica Calvo.

En cuanto a esa violencia psicológica, el 73,4% de las mujeres son humilladas en espacios físicos y virtuales con gritos, discriminación por su físico o por su presentación personal.

“El hecho de ser mujer es el detonante para la violencia machista y más si cubren fuentes como política, economía, deportes y conflicto armado. Por otro lado, el hecho de denunciar a instituciones o figuras públicas, así como reportar sobre género y derechos de las mujeres, sobre todo en ciudades intermedias, se convierte en un detonante para agredir a las mujeres”, señala Calvo.

Para las mujeres, los mayores agresores son sus jefes y colegas, mientras que, para los hombres, los funcionarios públicos son quienes más amenazan e infringen violencia física.

“En una fiesta del trabajo, uno de los compañeros, el consentido del editor, que vivía cerca de ella, le propuso que tomaran un taxi juntos. Ella aceptó, pero antes de subirse, él le entregó un vaso de cerveza que ella tomó. Desde ese momento no tiene recuerdos de nada, solo unos ‘flashbacks’ del tipo encima de ella en lo que cree es un motel. Ella me contaba que no tenía fuerzas, que intentaba quitárselo de encima y se volvía a quedar dormida o desmayada. El recuerdo más claro que tiene es despertando en su casa con la ropa mal puesta y con el cabello mojado. Luego le escribió a esta persona preguntándole lo que pasó porque no recordaba nada. El tipo le respondió: ‘Usted me dijo que nos comiéramos y nos comimos’.

“Fue a donde una amiga ginecóloga que, después de que la examinó y escuchó su historia, concluyó que la violaron. Mi amiga no quiso denunciar, no quiso decir absolutamente nada. Su vida dio un giro muy drástico, en cuestión de meses se fue del país. Después de todos estos años de experiencias vividas, si hubiera escuchado la historia de mi amiga, armo un escándalo, no me hubiera quedado callada”.

Este es uno de los testimonios que presenta el informe acerca de la violencia sexual que con frecuencia sufren las mujeres periodistas.

Y aunque la indignación es grande, denunciar no siempre es una opción.

Es por eso que el informe presenta algunas recomendaciones para detener las violencias contra los periodistas y comunicadores.

Las investigadoras proponen, por un lado, cumplir con las obligaciones constitucionales e internacionales sobre procesos de formación con enfoque de género.

“Pero no se trata de una charlita o un taller, sino de procesos de largo alcance que también tendrán que medir los avances o estancamientos en el tema, así como fortalecer la capacidad de respuesta a las instituciones”, señala Calvo Ocampo.

También recomiendan la formación en enfoque de género a fiscales y jueces, así como a instituciones de justicia para facilitar el acceso a la misma.

Las investigadoras proponen también la creación de programas educativos para promover la educación en seguridad digital con enfoque de género, así como exigir a los medios de comunicación los protocolos de atención para las violencias que se presentan en las salas de redacción, a la vez de incentivos para quienes muestren avances en el tema.

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Publicado por Paola Esteban

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